domingo, 30 de octubre de 2011

13 de octubre

No me ha echo falta el despertador esta mañana. El violento portazo de la puerta del baño me ha despertdo y puesto en pie a la vez. He quedado aturdida. ¡Menudo vendaval! Por el pasillo, camino de la cocina he encontrado a la abuela y le he comentado lo del viento: -Tendremos que cerrar bien por todo, no se nos vaya a romper algún cristal - "¿Por qué si hace calor?" - Bueno, nos aguantamos un poco. Fíjate en el portazo de hace un rato - "¿El del baño? ¿Te he despertado? Perdona, pero es que voy estresada y le he dado a la puerta un empujón sin querer" - Pues si que tienes energía de buena mañana... ¿a qué viene el estrés? - "Ay, se me olvidó decírtelo. Marcelino me ha invitado a comer" - ¿Pan y vino? - una de sus cejas se ha levantado (malo) y a mi me ha dado la risa floja (peor)...ejem...ji, ji ... No, en serio ji, ji, ji... ¿quién es? - "¿Quién va a ser? Mi novio" - lo ha dicho muy seria y mirándome con recelo. De momento no he caído pero, en seguida me he acordado - ¡El del descapotable! jajajajajaja... - La risa me la ha cortado un pescozón con muy mala baba.
Toda la casa huele a la colonia, años cincuenta, Flor de Blasón. No quiere usar otra, la mujer. Y bien que le digo que hay que adaptarse a los tiempos, evolucionar y lo hace pero con la colonia no claudica. Me gustaría saber dónde la compra.
Menudo trajín lleva. Por todo hay ropa que saca del armario, se prueba y descarta, al cabo de un rato se la vuelve a poner, la combina con otra y vuelta a empezar. Después ha salido como una exhalación hacia la calle - "¡Me voy a la peluquería que se me hace tarde!" - ¿Para qué? - le he gritado- si en el descapotable te despeinarás jajajaja - reconozco que ahí he tenido mala uva, lo malo es que la abuela también lo ha creído, ha vuelto atrás y me ha dado una patada en la espinilla que aún me duele. Tendré que aprender a tener la boca cerrada.
Al final, peinada y vestida, se ha dado los últimos retoques pintándose los labios, en el comedor y sosteniendo un espejo de mano. Entonces se ha fijado en Pascualita que la observaba desde su atalaya del borde de la pecera - "¿Qué te parece? ¿Estoy guapa? ¿A qué sí? Tu si que estás guapa, pequeñina. Que pena que no puedas venir conmigo pero no te preocupes que te lo contaré todo... ¿Quiéres verte en el espejo? claro que sí, mujer. Anda, mírate y verás lo guapa que eres" - Yo me hacía cruces. La abuela cada vez estaba peor de la vista.
Le puso el espejo delante y Pascualita bizqueó un poco hasta que sus ojos se adaptaron y miró fijamente. dio un respingo - "¡Se ha visto. Seha visto. Que rica!" - De repente las algas que conformaban la birria de melena, se pusieron de punta. Abrió la boca y los dientes de tiburón saltaron hacia adelante al tiempo que ella se estrellaba contra el espejo. Fue un porrazo seco y cayó aturdida al suelo. La abuela, asustada, no sabía qué hacer. -"Pero ¿qué le ha pasado? si estaba tan tranquila" - A creído que un monstruo se la iba a comer y se ha defendido. Ella no se había visto nunca,. No sabe lo fea que es.  Menudo susto se ha dado. - La abuela, llorosa, se disculpó diciendo que no podía quedarse a atenderla. -Vete, vete... y cuidado con las curvas jejeje... Oye, ¿a qué restaurante vais? Es muy pronto aún para comer - "Vamos al comedor de la Residencia donde vive Marcelino, me ha invitado a comer el menú.

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