domingo, 30 de octubre de 2011

15 de octubre

No puede ser que Pascualita y yo estemos tan distanciadas, así que he pensado que me la tengo que ir ganando poco a poco. De momento aparcaré mi idea de convertirla en vegetariana, ya habrá tiempo, una vez que seamos amigas (si es que ocurre) para convencerla de que es bueno comer verdura.
Tendré que aprovechar los ratos en que no esté la abuela porque tiene acaparada a la sirena que, dicho sea de paso, bebe los vientos por ella porque, en cuanto la ve entrar en el comedor (donde tenemos la pecera) sube como un rayo y se sienta en el borde para no perderse nada de lo que hace o le habla. He pensado en imitarla, así que le hablaré todo el tiempo para que vaya acostumbrándose a mi voz. Esta mañana he empezado el "tratamiento" me he sentado cerca de ella y le he leído unos poemas de Gustavo Adolfo Bequer. Es tan romántico que por fuerza le tenían que gustar.
Al verme, ha subido, curiosa, a ver que hacía. A los pocos minutos de leer he oído un ¡chaf!. Pascualita se había caído al agua, al parecer, dormida porque no se ha movido de su cama de arena. Quizás la poesía no sea su fuerte.
Más tarde, cuando la he visto recuperada, he vuelto a su lado y otra vez le ha podido la curiosidad. entonces le he cantado unas canciones del Duo Dinámico. Ya se que canto como un grillo pero no creo que su oído lo perciba. A la segunda canción se ha tirdo al agua y a dado vueltas como una loca durante varios minutos. ¿Preferirá marearse por su cuenta?
Lo último que he intentado ha sido cogerla para que note que le tengo confianza, que no tiene nada que temer de mi (aunque no se si puedo decir lo mismo de ella) pero una cosa es pensarlo y la otra hacerlo. He alargado la mano hacia ella pero me temblaba aparatosamente. La he retirado para que no viera que le tengo miedo. Le he contado la receta de la coca con verdura de la misma manera que lo haría mi abuela, con naturalidad y de manera amena, para que no se aburra y pierda el interés. He intentado cogerla varias veces pero mi mano decía que nanay así que, para armarme de valor me he tomado dos copas de chichón bien colmadas. Me he sentido mejor, con ganas de comerme el mundo y un calorcito muy agradable subiéndome por el cuerpo. Entonces he pensado que si me tomaba otra copa aun tendría más ánimo y fuerza de voluntad y dicho y hecho, solo que en vez de una me he tomado dos. Esa era la dosis perfecta porque me he sentido capáz de meter mi cabeza en la boca de un león muerto de hambre, así que, sin pensármelo dos veces, he ido a coger  a Pascualita por la cintura pero, cual no sería mi sorpresa al ver que no había una sirena sino ¡dos!. Tan fea una como otra pero ¿cúal era la auténtica Pascualita? Menudo dilema... ah, pero yo tenía la... solución ... ¡otra copita de chinchón jejeje...
He cogido a la sirena por la cintura... pero... resulta que no la he... cogido ¡hip! (vaya, ahora tengo hipo je,je...) - Pascualita... jodía... no te muevas tanto... ¡Te cogí! ... vaya, ahora tampoco ¡hip! - Finalmente y después de muuuuchos intentos... la he atrapado jiji... ¡Uf, que calor tengo!... ¡¡¡Aaayyy!!! se me ha ... escurrido jiji... ¡vaya ostia se ha ... pegado, la pobre... Ven conmigo ¡guapa! jajaja, que chiste... Bueno, ya la tengo... otra vez, ahora no te escap... ¡Menudo salto!... ¿Qué es eso tan... frío que me ha entrado por ... el escooote? ... ¿Pascualita? ... ¡Pascualita, sal de ahí! ni se te ocurra... morderme... Espera que te cojo... ¡espérate!... ya, ya te tengo... ¡¡¡Aaaaaaaayyyyyyy! me está mordiendo un pecho... ¡Noooooo, que duele muchooo!
Finalmente pude atraparla y la metí, cabeza abajo, dentro de la copa de chinchón donde aún quedaban unas gotas.
Cuando la abuela llegó a casa, la sirena y yo ya éramos buenas amigas (de momento) Me encontró cantando a voz en grito Asturias patria querida mientras Pascualita, sentada en el borde de la pecera, intentaba seguir el ritmo con el cuerpo. Menuda cogorza llevámos las dos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario