domingo, 30 de octubre de 2011

4 de octubre

Hace unos días que cuando la abuela vuelve de pasa el rato en el Club de la tercera edad, pone música en su cuarto, siempre la misma y no me deja entrar pero Pascualita sí que está.
Es una música discotequera que suena una y otra vez, se diría que hasta el infinito, que se ha instalado en  mi cerebro y no me deja en paz ni de día ni de noche. ¡Por Dios, que tabarra! Cuando pregunto que a qué viene esa afición me responde, casi ofendida, que no es cosa mía ¿Cómo que no si me afecta los nervios? Además ¿por qué puede entrar la sirena y no yo que soy su nieta? - "Porque eres una sosa" me ha dicho y ha cerrado su puerta ante mis narices.
He intentado mirar a través de la cerradura pero la abuela, previsora, había colgado la bata justo delante. Y lo que más rabia me da es que, en cuanto oigo esa dichosa música, se me van los pies, es muy pegadiza.
Hoy nos hemos quedado a solas Pascualita y yo, cosa rara y pienso aprovechar la ocasión para descubrir lo que se llevan estas dos entre manos. He esperado a que la sirena dejara de nadar, saltar al borde de la pecera y de dar vueltas como una loca. Después de tanto ejercicio se relaja acostándose sobre las algas y la arena del fondo. Creo que se echa una siestecita. Y ha sido entonces cuando, con mucho sigilo, he cubierto la pecera con una tela oscura para que no viera lo que iba a hacer porque la tía es tan lista que es capáz de chivarse a la abuela.
De su cuarto he sacado el radio casete y lo he puesto junto a Pascualita, después he apretado el play y la música de todas las tardes ha vuelto a sonar. Al destapar la pecera la sirena estaba ¡bailando!. Literalmente. ¡Lo juro! Seguía el ritmo con los bracitos: derecha..., izquierda..., hacia arriba agitando las manos..., hacia abajo dándose palmadas en los muslos (en lo que "serían" los muslos)..., al mismo tiempo agitaba la cola en un meneito entre samba y chachachá. ¡He quedado alucinada! Yo no lo hago mejor.
Cuando ha llegado la abuela le he puesto la evidencia delante de los ojos y por poco me saca los míos por registrar sus cosas. Me he ido lejos de su alcance y le he gritado (para que me oyera) ¿Por qué le enseñas estas cosas a Pascualita, eh? ¡Seguro que es parte de un plan! ¿No me lo vas a contar? ... anda, por favor. Al final ha tenido compasión y como una de Reina de Saba, ha dicho: "Es lo que vamos a bailar en la fiesta del Club" ¿Quienes? "Todos los socios" ¿Y Pascualita? "Claro, ella también es socia" Pero... se supone que no pueden verla..."No te preocupes por eso. No la descubrirán" ...Ah, ¿no? ¿y cuando es la fiesta? "Mañana por la tarde. ¡Será genial!"... Sí, seguro que saldremos en los periódicos.

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