miércoles, 16 de noviembre de 2011

Parece que la abuela quiere recupera el tiempo perdido y ha pasado de no digirnos la palabra a no parar de hablar.Y como, lo mismo se dirige a mí que a Pascualita, acabo con una empanada mental. Al cabo de un rato de escuchar su cháchara me desconecto, o sea, que la oigo pero no la escucho, en cambio la sirena está atenta todo el rato ¡que aguante tiene!.
Esta tarde ha cogido el bolso, el taper con Pascualita y se ha despedido diciendo - "Me voy al funeral" - Vale, abuela. Que te diviertas y cuidado con... - "¿Crees que voy a divertirme? que insensible eres. ¡Es que me hago cruces contigo!" - ¿A qué viene este chaparrón? ¿Qué he dicho ahora? ¿No vas a la cafetería? - "O sea, que me paso dos horas contándote las cosas y tú no te enteras de nada. ¡No prestas atención!. ¡No puedes ir por la vida metiendo la pata cada cinco minutos!... Voy al funeral de Rosendo, mi antiguo novio... ¿no te acuerdas de él, verdad?... Se te va el santo al cielo y te quedas tan ancha" - Perdona, cuando me lo has contado debía estar pensando en mis cosas... - "¿Tus cosas? ¿Pero hay algo más importante en tu anodina vida que la muerte de Rosendo?" - Pascualita se asomó al borde del taper para enterarse de lo que pasaba y yo me alejé un poco, por si acaso. - Siento lo de tu exnovio... ¿quiéres que te acompañe a la iglesia? - "No, porque luego iremos al Funeral" - ¿Luego? Pensaba que íbas directa allí... - "Pues no. Hemos quedado en reunirnos el grupo de amigos en el funeral y luego ya iremos para allá" - ¿Para dónde? - "¡Para el Funeral, hija. Despierta que estás en la higuera!" - ¡Es que no sé que me dices! ¿Vas al funeral, sí o no? - "¡¡¡Síííí!!! voy al funeral y desde allí nos iremos al Funeral" - O sea, ¿que hay dos muertos? - "Anda, déjalo, que aún llegaré tarde"
Por la noche, cuando regresaron, aún estaba yo dándole vueltas a la cabeza. No sé, pero tenía la impresión de haber mantenido con la abuela una charla de besugos. Venía con la cara muy seria, parecía impresionada. No recordaba al pobre Rosendo pero, a la vista estaba de que fue un novio muy importante para ella. ¡Ha tenido tantos! Quise congraciarme con ella y ofrecerle un poco de consuelo - ¿Estás bien? - "No. Creo que han descubierto a Pascualita" - ¿Qué dices? ¡estoy cansada de decirte que no te la lleves pero como eres una cabezona, nunca me haces caso! ¿Qué haremos ahora? ¿Qué ha pasado? - ¡No te pongas histérica! Aún no estoy segura... Estábamos en el funeral y a Conchi le ha sonado el móvil. Se ha puesto nerviosa y no atinaba a apagarlo mientras las notas de Paquito el chocolatero se oían por toda la iglesia. De los bancos de delante le llamaron la aención, entonces uno de mis amigos dijo ¡hey! (flojito, claro) siguiendo el ritmo. Los demás le hicimos coro y empezaron las risas entre nosotros. Como las teníamos que contener nos caían unos lagrimones como garbanzos. Del banco de atrás, un hombre me puso la mano en el hombro y me dijo unas palabras de consuelo que aún nos hicieron reír más porque había confundido la risa con el dolor. La de delante, girada ya hacia nosotros, nos dijo que no teníamos vergüenza y que nos fuéramos a reír a la calle. Estaba muy enfadada. Pascualita, al notar el movimiento convulsivo de la risa en mi pecho, se asomó para enterarse y al ver el dedo de la de enfrente, amenazádor, muy cerca de mi naríz, no se lo pensó dos veces. Se tiró a por él. Mordió y tiró con todas sus fuerzas hasta que logré arrancarla. La iglesia entera estaba pendiente del alboroto y los gritos y aspavientos de la metepatas. Logré escabullirme entre el jaleo y me fui al Funeral para calmar los nervios" - ¿pero no estabas ya en el fu ....? - "¡No empieces otra vez!... Anda, dame una copita de chinchón que aún estoy un poco nerviosa... Mejor, deja la botella. Es que allí se les había acabado" - ¿Allí? ¿dónde? - ¡En el Funeral! ... ¿quieres un poco, Pascualita?"

No hay comentarios:

Publicar un comentario