viernes, 20 de enero de 2012

La Cotilla había entrado en casa sin que oyéramos el timbre de la puerta. Afortunadamente Pascualita estaba durmiendo dentro del barco hundido. - "¿Estaba la puerta abierta?" - preguntó, sorprendida, la abuela - Como estoy más tiempo en esta casa que en la mía, he hecho una copia de vuestra llave así no tendréis que molestaros en abrir - ¡Pero, que cara tiene! ¿sabe lo qué es la intimidad? ¡Démela ahora mismo! - "Hoy no estoy para jaleos. Venga, sentaros que vamos a ver fotos" -Yo no puedo - dije con rencor - ¡Claro, ¡las almorranas! ya no me acordaba. En el fondo, quizás no seas tan borde... (¡cómo odio a esta tía) A ver esas fotos - "Una vez viajé a Egipto y caí rendida a los pies del camellero que tenía los ojos más bonitos que he visto en mi vida" - Huy, esto promete. ¿Ibas con tu marido? - Sí, pero me olvidé de él, de las Pirámides, del desierto, de todo lo que no fueran esos ojos dulces como los dátiles, profundos como las tinieblas que guardan el secreto de la Esfinge, brillantes como la Luna reflejada en el Nilo, ardientes como las arenas del Desierto... - ¡Joé! Niña, saca el chinchón para aplacar la calentura... ¡Sigue... y ¿qué pasó? ¿Hubo tema? - ¡Oiga, que es mi abuela! - Por eso lo pregunto. - "¿Tema?... Pudo haberlo y del bueno pero se quitó el turbante que le cubría la cabeza y la cara y a mí se me cayeron los palos del sombrajo - ¡No me digas! ¿Por qué? - "Al aire quedó una cabeza de pelo ralo, naríz chata y una boca de dientes casi tan grandes como los del camello e igual de sucios. Ninguno estaba bien colocado, la mayoría sobresalía de sus labios cuando cerraba la boca ¡Menudo chasco!" - Menos mal que tu marido no se enteró - "El camellero, enfadado porque se le había estropeado el plan, fue a ver a mi marido pidiéndole que me castigara por haber seducido a un pobre hijo de Alá" - ¡Hála, que cara!
Pascualita se movía lentamente en el "acuario". No tardaría en subirse a su atalaya como hacía siempre y yo no estaba dispuesta a exponer de nuevo mi trasero a sus dientes - Abuela ¿por qué no vais a la cocina? - Pero bueno ¡si ya tenéis un pez en la bañera! A ver... ¡caray, que feo!- "¡Vamos, vamos. Tengo que cocinar!" - Oye, ese bicho me recuerda a tu nieta jajajaja ... - dijo la Cotilla mientras se alejaban - "¿Y eso?" - Parece tan mal encarado como ella ¡y eso que no tiene almorranas! jajajaja - Sus risas resonaron por toda la casa.

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