viernes, 10 de febrero de 2012

- ¿Ya está lista tu abuela? - De buena mañana ya está la Cotilla en casa dando la tabarra. - Está en la cama - Pero si habíamos quedado para ir al mercado juntas. Voy a despertarla. - ¡No! ya iré yo - No podía dejar que entrara en el cuarto porque Pascualita estaba allí. -¿Qué te pasa hoy? - "He decido que es mejor no levantarse. El mundo se está poniendo del revés y no quiero verlo" - ¿Has vuelto a ver la película del Poseidón? - "Es una metáfora, idiota... Ayer los malos descorcharon muchas botellas de cava y de Möet Chandon al oír la sentencia contra el Juez Garzón... Tenía esperanzas de que fuéramos ya un País maduro, con sentido común..." - Venga, sal de la cama que la Cotilla te espera - "No tengo ganas..." - Se notan los años ¿eh? - "¿A mí? Anda, dile a la pesada esa que espere un momento y tú ves calentándome el café con leche".
Al volver de la compra venía más animada - "He estado en la tienda de los chinos para distraerme un rato y mira lo que he encontrado" De una bolsa de plástico sacó ¿un llavero? - ¿Qué es eso tan feo? - "¿Feo? Es chulísimo... Y ten más respeto. Hubo una vez en que ésta cabeza tuvo un cuerpo ¡Vamos, que fue una persona! La redujeron los jívaros" - ¡Virgen Santa! ¿No será verdad? ... ¿cómo se te ocurre comprar esta porquería? - "¡No te he dicho que le muestres respeto!... Se me ha ocurrido que puede ser una buena tapadera para Pascualita jijiji... Y ahora mismo voy a comprobarlo" - Por supuesto, no la dejé sola. Muy cerca de casa encontramos al Municipal que aún tenía señales del ataque de la sirena en la naríz. Al vernos quiso darnos esquinazo pero la abuela se lo impidió - "¡Hola! ¿Qué tal está?" - Muy bien hasta hace un momento... No se acerquen más... No sé qué es lo que pasa pero, desde que las conozco, tengo pesadillas... y heridas. - "¿No duerme bien?" - Contínuamente veo la cara del "monstruo" y ya no sé si es realidad o es obsesión... - "¿Es posible que sueñe con algo así?" - dijo mientras sacaba la cabeza del pobre infelíz y la colocaba a dos palmos de la cara del policía - ¡Ay, Dios mío! Creo que es algo así pero... con los ojos abiertos. - "Abiertos o cerrados, que más da. La cuestión es que "esto" es "su monstruo". No existe otro" - ¿Usted cree? - Hágame caso y duerma tranquilo. Como ve, es inofensivo" - Puede que tenga razón - Nos despedimos rápidamente de él porque ya no podíamos aguantar más la risa. Antes de entrar en el portal de casa le oímos gritar - ¡¡¡¿Muérde?!!! - Las lágrimas corrían por nuestras mejillas - "¡Acaba de alegrarme el día!"

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