martes, 20 de marzo de 2012

- ¿Pero, abuela, aún sigues con agujetas? - Cuando me he ido a trabajar aún estaba en la cama, cosa rara en ella que se levanta con las gallinas. - "¿Quién se acuerda ya de las agujetas?... pero no tengo ningunas ganas de moverme. Aquí me siento protegida" - ¿De qué? - "Tráe a Pascualita y a Pepe a mi cuarto para que me hagan compañia. No quiero estar sola... ¿Es necesario que vayas hoy a trabajar?" - Claro, sobre todo si quiero conservar mi empleo y cobrar a fin de mes... ¿Ha pasado algo? - "Ayer mataron a unos niños" - Ah, sí... pero fue en Francia - "¡Que más da que sea en Francia o en la Conchinchina! Son generaciones que se han perdido..." - ¡Uf, abuela! que filosófica estás de buena mañana - "Y arrepentida de tomarme a cachondeo los comentarios de un hombre al que empezaba a fallarle la cabeza"  - Bueno, tienes toda la mañana para pensar, salvo el rato que le dedicas a la compra y la comida. Acuérdate.

Volví a casa creyendo que tendría que hacerme un bocadillo pero no, la abuela había hecho un delicioso estofado cuyo olor aromatizaba la escalera, la prueba de ello fue que, a su hora habitual, la Cotilla se presentó en casa con su típico ¡Que bien huele!

La abuela no quiso que pusiera a tele. Solemos hacerlo por inercia porque ni la miramos ni la escuchamos, salvo en cuestiones puntuales. La Cotilla estaba mosca - ¿Por qué no? Me gustaría saber cómo está la prima de riesgo - A esa mejor ni mentarla... Quizás han pillado ya al de los disparos - "No lo creo pero, ojalá" - ¿Quién es ese?... Ah, el francés. No, no lo han cogido... Parece que te ha afectado mucho la noticia. Afortunadamente esos pobres niños no eran españoles - "¡Mira que eres bestia!... Estaban tirando el Muro y todos reíamos y bailábamos menos un amigo que miraba muy serio el televior "No me gusta, no me gusta" - decía - Si dejan que éstos se vuelvan a unir, en pocos años serán los más fuertes y pueden volver a montar otro desastre, el tercero... Nos reímos de él y no debimos hacerlo porque sabía de qué hablaba, había sufrido en sus carnes el horror que se abatió sobre Europa y ahora..., bueno, hace ya un tiempo, suenan en mi cabeza el ruído de miles de botas marcando el paso de la oca" - ¡Jesús, cómo estás! Venga, no digas más tonterías... ¿sabes lo que te hace falta? echar unas canas al aire... Compra un paquete de viagra y vete con Andresito a pasar el fin de semana aunque sea a una celda de Lluch...Y tú, saca el chinchón y las cartas que hay que levantarle el ánimo a tu abuela - Pero jugamos con garbanzos, nada de dinero que sé que hace trampas y me cabreo - ¿Me llamas tramposa? ¿Oyes a tu nieta? Si no fuera por "brrertwr" (no entendí nada porque había bajado la voz pero creo que dijo "no estar sola") me iría ahora mismo - Pero no se fue. La abuela, dos copas después, se puso a Pascualita en plan broche diciendo que le daba buena suerte y la Cotilla, cuatro copas más tarde, le daba besos en la boca al pobre Pepe mientras no paraba de felicitarlo por su santo.

Acabamos achispadas y muertas de risa sin embargo a mí me quedó un punto de sabor amargo en la boca que no me lo quitó ni el sobresalto de ver a Pascualita haciendo el signo de OK delante de las narices de la Cotilla que, afortunadamente, no lo vio.

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