viernes, 27 de abril de 2012

- He invitado al Municipal a comer para que nos cuente cosas de su trabajo porque, lo primero que me ha dicho al vernos ha sido - El Jefe les ha declarado la guerra - "¿Qué fuerte, no? ¿a qué vendrá eso"

Me ha costado muchísimo que aceptara la invitación. Teme por su integridad física y por si el Jefe se entera de que confraterna con el "enemigo" Le he dicho que, por nuestra parte, no se va a enterar aunque, lo que le ha decidido ha sido el menú: paella. La mejor del barrio y lo digo sin falsa modestia. Como dice la abuela, a un hombre se le conquista antes por el estómago que por el sexo... dependiendo de la edad que tenga jejejeje...

Ha venido de paisano, (de incógnito ha dicho) Pierde bastante sin su uniforme de policía de película americana (¿de dónde habrá salido el dinero, si no hay?) pero no he querido desmoralizarlo nada más llegar. Hemos comido los tres solos hasta que la Cotilla ha llegado a tiempo de ponerse el último plato de arroz.

Nos ha contado que llegó hecho una furia al Cuartel después de haberse visto con nosotras. Y ha jurado, por lo más sagrado, que como nos pongan una multa, por lo que sea, se nos va a caer el pelo. Que nos hemos aprovechado de su buena fe (¿por qué? Dijo que nos invitaba ¿o lo dijo con la boca pequeña?. ¡Que hubiese sido más claro!) Que nos pusimos como el Quico comiendo a dos carrillos a cuenta del dinero del Ayuntamiento (¿Sabíamos nosotras eso? ¡No!) Y encima, no le dijeron lo que quería saber, a pesar de que ya no pudo ser más amable con ustedes - "¡Cómo que no! Se lo dije con todas las letras" - Y que le han tomado el pelo a base de bien - "Creo que su Jefe necesita unas buenas vacaciones. está estresado y no se entera de la misa la media.... ¿Si quiere yo puedo hablar con Mateo?" - ¿Mateo? - "El Alcalde" - ¡No, no,no! No haga ni diga nada que será peor el remedio que la enfermedad... ¡que rico está este arroz!... ¿puedo repetir?

Al terminar nos sentamos en la salita, dejando que él lo hiciera en la butaca más cómoda y servimos el chinchón y el café. Poco a poco la modorra hizo mella en él, no conseguía tener los ojos abiertos hasta que, finalmente, le oímos roncar durante un buen rato. Fue el momento que aprovechó la abuela para fotografiarle a placer dejando buena constancia de que estaba en nuestra casa. -  ¿A santo de qué...? - "Si se hace socio de nuestro club, ya tendré la foto para la pared de los Finados cuando le llegue la vez" - Que previsora eres... si es mucho más jóven que tu - "Sí, pero estando aquí la Cotilla poco tardará el Jefe en enterarse de la visita de hoy, luego,  apenas le quedaran dos teledidarios" - Lo haré en cuanto vaya a denunciaros por dejar la Farmacia del barrio desprovista de anticoagulantes y desinfectantes, gracias a esos mordiscos misteriosos con que soléis "obsequiar" a las visitas.- ¿No sabe hacer otra cosa? - Sí, pero esta tiene más morbo. Imaginad que un día os meten en la cárcel y salís esposadas en el periódico y la tele ¿Quién podrá hablar más de vosotras que yo? Nadie. ¿A quién preguntarán los periodistas? A quién más sabe y se muestra amable con ellos. De ahí a saltar al programa de Belen Estaban solo hay un paso y en dos días será más famosa que ella - Eso es el cuento de la Lechera - Es posible, guapa, pero cuando eso ocurra ya no tendré que verte todos los días... Anda, sirvele un poco más de chinchón a la futura estrella jajajajajaja...

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