sábado, 30 de junio de 2012

Aunque no lo diga, la abuela está pasando las de Caín con tanto calor y tal como pasa en invierno, que si ella tiene frío todo el mundo tiene que taparse, en verano tenemos que refrescarnos tanto si queremos como si no y eso le ha pasado a la pobre Pascualita.

Esta mañana, en cuanto se ha levantado, la abuela ha corrido a meter el dedo en el agua del "acuario" y otro tanto ha hecho después de desayunar y al volver de la compra. Ha venido chorreando y blasfemando en arameo. En cuanto ha dejado el carrito ha sacado las cubiteras del congelador y las ha vaciado en la bañera rosa - "¡Pobrecita mía! Así estarás más fresquita" - Yo, que venía del trabajo sin saber de qué iba la cosa, dije - ¿Le has comprado un abanico? Ya es lo único que le faltaba ¡Adefesio completo! - "¡Habló el sabio Salomón! ¿tú te has visto en el espejo? Ni el calor se te acerca de lo avinagrada que eres" - ¡Que soy tu nieta! - Yo me haría las pruebas de ADN (la Cotilla volvió a sorprendernos en una conversación íntima) . ¿Estás segura de que no os la cambiaron al nacer? ... ¿Para que metes los cubitos ahí? ¡Ay, Dios! tu tampoco estás muy bien de la cabeza... ¿qué hay para comer?

Nos apartamos, prudentemente, del "acuario" para que a la Cotilla no le diera por indagar. Cuándo íbamos a entrar en la cocina la llamé, se giró y le tiré a Pepe - ¡Pregúntele al cheff!, jajajajajaja - Después de intentar durante un buen rato que no se quedara, lo único que conseguí fue otra bronca de la abuela afeándome  mi poca caridad -¡No puedo comer teniendo delante a ésta tía gorrera! - Ella sacó a relucir su escasa pensión - Y encima tendré que pagar en la farmacia. Y sube el butano y la luz...(dijo llorosa)  - De eso gasta poco porque se pasa el día en mi casa ¡Quéjese a los que nos nos roban! Seguro que si estuviera en Marbella iría a jalear a la Pantoja como hace ese grupo que la llama guapa en lugar de ladrona - ¡No digas eso que canta de maravilla! Pobrecita.

Un chapoteo desesperado llegó a mis oídos. Pascualita estaba azul y dando las últimas boqueadas. La saqué del agua y la metí en mi escote para darle calor ¡Jopé! estaba helada.De haber comido me exponía a un corte de digestión. Con preocupación oía castañear sus dientes - "¿Qué pasa?" (dijo la abuela) - ¡Que por poco la matas! Le has echado hielo de agua de grifo... Toma, cógela tu que a mi acabará mordiéndome.


No fue mucho lo que vio la Cotilla - "¿Ya estáis otra vez con la porquería esa? ¡Ni que fuera el brazo incorrupto de Santa Teresa!... ¿Falta mucho para comer? - "Media horita ¿por qué?" - Para ver si aún tengo tiempo de ir a Sanidad a meteros una denuncia por guardar comida caducada en casa. - ¿Será capaz de comer aquí y luego ir a  denunciarnos? - Lo cortés no quita lo valiente.



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