jueves, 21 de junio de 2012

Cuando he llegado a casa las babas salían por debajo de la puerta. ¿A qué se debía tal fenómeno? Pensé que un marciano, de visita en la Tierra, había trabado amistad con la abuela y ahora estaba sentado en la salita tomando chinchón y babeando, cosa que debía ser normal en su mundo. A mí, las únicas babas que no me repugnan son las de caracol pero no era el caso.

La Cotilla yla abuela dijeron, mientras lanzaban al aire un suspiro - ¡Oooooohhhhh, es taaaannnn ideal! - Bueno, que hacía yo parada en la puerta ¿acaso no sentía una curiosidad loca? - Sorteé el desagradable líquido pringoso. Lo primero que vi al  asomarme a la salita fue a Pascualita en manos de una personita, llena de glamour, que ni era verde ni tenía antenas. Vamos, que no era marciana. Retuve el grito que pugnaba por salir de mi garganta ¿Se había desvelado el secreto mejor guardado de mi casa?

La cabecita rubia se giró hacia mí y unos pícaros y grandes ojos azules me sonrieron - ¡Mira! ¡Es Tarta de Chocolate! - y me enseñó a la sirena. No vi en ella el menor atisbo de inquietud, se la veía relajada e incluso me pareció que sus siempre inexpresivosy redondos ojos de pez, hacían chirivitas

La abuela, con beatífica sonrisa, me contó - "Tiene una muñeca que se llama Bocadillo... ¿No es encantadora?" - No pude responder porque la Cotilla metió baza - Tiene tanta personalidad que puede poner nombres deliciciosos, como Tarta de Chocolate, a algo tan repulsivo y asqueroso como esa cosa que hace ya tiempo debería estar en la basura - Ya veo que ha echo mella en vosotras, pero... ¿quién es? - ¡Hoooolaaaa!jajajajajajajaja... - dijo la niña con un deje guasón y seguido de una risa tan contagiosa que un momento después estábamos llorando de risa - ¡Soy Eva y tengo tres años! jajajajajaja.... - Blas se puso a mi lado y me dio un susto de muerte - ¿Cómo has entrado? - La puerta estaba abierta...por cierto, ¿son babas lo que hay en el pasillo? - De estas dos (me miré) y mías... ¿Has visto que cosita?... ¡También se te cae la baba! - El inconfundible ruído de un batacazo en la escalera, seguido de un grito escalofriante nos indicó que el Municipal acababa de patinar en el rellano de la escalera y ahora la estaba rodando - ¿Alguien va a ayudarle? - "Prefiero quedarme con mi Chuli" - ¡Y yo! - ¡Y yo! - ¡Y yo! - Un ratito después el Municipal entró cojeando y con cara de pocos amigos - ¡Se puede saber qué es esa porquería que hay en el... ¡Ooooohhhhhh! - Sobre la mesa había una tarta con velitas, tres. Cuando la niña las sopló Pascualita hizo con sus deditos la señal de OK y todos dijeron ¡¡¡Felicidades!!!

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