viernes, 15 de junio de 2012


La abuela está loca por ir a la playa. Lo sé porque la he oído hablando con Pascualita sobre ello: - "Iremos a pasar el día allí. Eso es algo que lleva mucho trabajo porque, claro, no vas a ir con las manos vacías... Sí, ya se que se puede ir al chiringuito pero así es más cómo y barato. Llevaremos sillas, mesa, la nevera con hielo y bebidas y la cesta con la comida. La haremos en casa, tempranito y un buen trampó en un taper. Solo de pensarlo se me hace la boca agua. Ya verás que bien lo pasaremos y te reirás mucho cuando veas a mi nieta roja como un tomate jijijiji, la pobre tiene perdida la lucha contra el sol a pesar de la cantidad de cremas y potingues que se pone - ¿Así que piensas llevar a Pascualita a la playa? No pienso cuidarme de ella - "¡Nadie te lo ha pedido"! - Ya, pero me conozco el paño y pongo la venda antes de que salga el grano.

El día siguiente amaneció radiante y en seguida la abuela se puso manos a la obra: hizo tortilla de patatas con cebolla, cogió unas croquetas de las que guarda congeladas para Blas, coció dos huevos duros y empanó seis bistecs de cerdo - ¿No es mucha comida para dos? - "Nunca se sabe lo que puede ocurrir un minuto" después de ¡Ahora!" - ¡Ay, que susto, coñe! - Jajajajaja, que delicadita eres, mujer... Mientras coloco las cosas en la cesta, tu ve llenando la nevera - Me detuve a mirar el cargamento que, se supone, hay que llevar a la playa - ¡Aquí hay comida para un regimiento! - "¡Calla y trabaja! ¿No creerás que voy a hacerlo todo yo?"

Cuando hube bajado, yo sola, todos los trastos al coche, llegó la Cotilla - ¡Oh, que bien!  Nos vamos a poner como el quico ...- ¿No me diga que viene con nosotras? - ¡Claro! - Antes de que pudiera decir todas las cosas que se me estaban ocurriendo bajó la abuela - "¿ Estamos todas?... ¡Adelante, pues!" - Arranqué y conduje más velocidad de lo permitido, hice maniobras estremecedoras y... ¡nada!. No me paró ningún policía de tráfico. De haberlo hecho le hubiese dado las llaves y el coche con su contenido y que se las apañara el solito pero me di cuenta de que la abuela llevaba el termo de Pascualita colgado del cuello - ¡Pero... pero... paro no habímos quedado... - ¿Si? pues no puedo acordarme y ante la duda, se viene conmigo - La Cotilla creía que hablábamos de ella y puso cara de pobre inocente- Si molesto no tenéis que decirmelo...

Cuando bajábamos los trastos del coche pude susurrarle a la abuela - ¿Qué harás con Pascualita?  ¡Hay que echar a la Cotilla! - A la abuela se le ocurrió un plan para apartarla de la sirena - "Cotilla, hazme un favor. Se me ha olvidado la crema contra las picaduras de medusa... Pídele una al salvavidas" - ¿Ya te han picado? Si ni siquiera te has mojado los pies - "Es para prevenir" - Que vaya tu nieta que no hace nada - "No porque esta, cuando vea lo guapo que es el tío, no vuelve" -  La Cotilla fue a regañadientes y estuvo más de dos horas dándole la lata al cachas.

Pascualita estaba en remojo en un cubito rosa de Princesitas y encima la abuela le puso MI sombrero. A la  hora yo tenía la cabeza como una olla a presión. Recuerdo, vagamente, que desperté en una cama de hospital y hasta mucho más tarde no me enteré de que había sufrido una insolación de caballo y los médicos temieron por mi vida. Aunque la abuela no lo contó así - Nada. Solo estabas como una langosta cocida e incluso me pareció ver salir humo de tu cabeza ¡Que cosas! Alguien pidió una ambulancia y te trajeron al hospital a toda pastilla. Temían que, cuando llegaran, el Gover lo hubiese cerrado ya... Como ves, no te ha pasado nada raro pero a Pasculita... eso ya es otro cantar - Tenía la boca tan seca que no podía hablar, así que esperé a que me lo contara - Un niño descubrió a la sirena (¿le mordió? quise preguntar) Se la llevó sin pedirme permiso ¡que mal educado! corrí tras él y le hice un placaje en toda regla... No, no me vieron sus padres. El niño tenía la boca llena de arena y lloraba a lágrima viva. Cuando lo padres preguntaron qué había pasado yo estaba escondida detrás de una sombrilla. Me metí en el mar y limpié a Pascualita que parecía una croqueta rebozada. La llevaba en el cubito y le puse la tapadera de rejilla encima para que no se escapara. Casi lo consiguió la muy bruja. A casa nos trajo el salvavidas en su coche. La Cotilla iba delante porque decía que era su ligue... Tu coche sigue en la playa... No pongas esa cara. No podías usarlo porque estabas en coma.



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