lunes, 18 de junio de 2012

La abuela ha desaparecido. Espero que no se trate de un secuestro porque no está la cuenta corriente como para ir pagando rescates. Quizás tendría que avisar al Municipal para que ponga en marcha el protocolo anti-secuestros pero me da pereza  levantar el teléfono y marcar... Ya aparecerá. No creo que esté muy lejos y si en realidad la han secuestrado, la gente que lo haya hecho no la aguantarán mucho tiempo.

¡Vaya! Pascualita tampoco está. Eso ya me preocupa más porque, al ser un especímen único en su género, a la policía puede darle por investigar y enterarse de que la teníamos nosotras y se nos caerá el pelo... Ahora no sé qué hacer porque, visto el panorama, no me conviene decirle nada al Municipal...
Esperaré a ver qué pasa.

Han pasado más de tres horas y la abuela no ha dado señales de vida. Me estoy empezando a preocupar porque se acerca la hora de la comida y a este paso, me tocará hacerla a mí... He comido un triste huevo frito con una bolsa de patatillas. Y he dejado el suelo de la cocina y los fogones llenos de aceite porque he ido a escoger el huevo más inconformista de la nevera que se ha defendido escupiendo a diestro y siniestro. Ahora tengo una salpicadura en un párpado que me escuece.

Ha venido Blas a por croquetas y me ha notado preocupada - Lo que estoy es enfadada. Ahora, por culpa de la abuela tendré que fregar el suelo de la cocina - Le he dicho que no la he visto en todo el día y se ha preocupado - ¿Has llamado a la policía? - ¡Ni hablar! - Mientras cerraba la puerta tras de sí, le oí murmurar  - ¡Que tía más egoísta! - ¿No lo dirá por mí?

Después de una siesta reparadora y un no menos reparador café con leche, me ha parecido oír ruido en el descansillo de la escalera y un segundo después entraban la Cotilla, la abuela y Pascualita, metida en el termo. Venían tan panchas, riendo y metiendo jaleo - "¡Ha sido fantástico! ¡No sabes lo que es abrir los ojos por la mañana al espectáculo de la Bahía! ¡Es impagable!... Anda, pasa. Te invito a un chinchón" - ¡Vaya! las hijas pródigas... ¿Se puede saber de dónde venís? - ¿Tú nieta me ha echado de menos? ¡Ver para creer! - Con usted no tengo nada que hablar - Como  hablas en plural y aquí somos dos... - "¡Nada de reproches! (dijo la abuela) Soy mayor de edad para hacer lo que me de la gana... incluso para pasar un fantástico fin de semana con mi novio jijijii... Desde que estuvimos en Londres mi Andresito parece otro.. ¡Ay, que hombre!" - ¡Ja! Seguro que vino cargado de viagras - "¡No digas groserías, envidiosa!"  - Y se fue a meter a Pascualita en el "acuario" - ¿Qué? ¿Sigue en pie la invitación o no? (la Cotilla iba a lo suyo)

Más tarde, cuando nos quedamos solas, me encaré con la abuela por no haberme avisado de que iba a estar  fuera de casa - "¡Mira esta nota que te dejé sobre el aparador y ahí sigue! Me voy hasta el lunes, dice... ¿Hasta hoy no te has dado cuenta de que no estaba?" - Es que ayer no estuve aquí y no tuve que guisar.

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