sábado, 16 de junio de 2012

La llegada de nuevos vecinos siempre es una incógnita. Ya no se presenta la gente como se hacía antes: Hola, me llamo Periquita y voy a vivir en la casa de al lado ... Si necesita algooo... - Encantada de conocerla (respondía la vecina antigua). Es usted muy amable y si, algún día necesita algo de mí no dude en llamar a mi puerta... - Bueno, pues ya que lo diceee... ¿Podría dejarme...? . Hum, creo que es mejor ir conociéndonos a medida que pasen los días aunque la abuela diga que es una falta de educación.

Un matrimonio con tres chicos grandes, en edad de llevar y dar la lata con las motos que aparcan bajo nuestra ventana cuando las tienen que desmontar, que es cada día, se han instalado en frente de casa. Como dueños del lugar (que se han echo) prueban el motor ¿a la hora de la siesta? ¡Bingo! Una noche estuve a punto de salir al balcón a pedir las dos orejas para un vecino (anónimo) que les tiró un cubo de agua. Si hubiese rematado la faena tirándoles el cubo, habría pedido también el rabo.

La abuela ha decidido contraatacar y sube el volúmen del televisor a toda pastilla cuando los niñatos ponen la música. En esos momentos Pascualita se esconde en el barco hundido y cubre el agujero con las algas. Está asustada y no es para menos porque hasta la superficie del agua del "acuario" hace olas.

Al Municipal lo trae loco. Lo llama cada día varias veces - ¡No puedo hacer más que poner denuncias! - "¡Voy a dejar de pagar los impuestos municipales! ¡Díselo a Mateo!" - ¿Mateo? - "¡El Alcalde!" - Cuando baja la Cotilla a casa lleva puestos algodones en los oídos. La abuela y ella traman soluciones drásticas contra los incívicos - Cortamos los frenos de las motos y que se estrellen - "Se darían cuenta porque miran más a las motos que a las novias" - ¿Y si les tiramos animales muertos al balcón? - "¿Los vas a coger tú?" - ¡Ni hablar! me dan asco - Cansada de oírlas les propuse que invitaran a merendar a toda la familia - ¡Nos saldrá por un ojo de la cara! ¿No has visto lo gordos que están? - Les durará poco la gordura porque, si les ponéis laxantes mezclados con la harina de la coca que hagáis, dejarán el asiento de la moto por el del water jajajaja... - Unos días después la familia incívica entraba en casa. Me temblaban las piernas y tomé unas copitas de chinchón para relajarme. Otro tanto hicieron la abuela y la Cotilla y pasamos del susto a la juerga

- "¡Hola! Pasad, pasad! Ya era hora que nos conociéramos un poco jejejeje ¡Sobre todo a estos bandarras! (y la abuela no se privó de arrearles un fuerte pezcozón a cada uno de los chicos)... Mirad. Hemos preparado una coca ... ¿eh? ¿de coaína? No, no, de harina de trigo... Ya veréis como os va a gustar... Venga, vamos a sentarnos... Voy a buscar el café" - Me encargué de cortar la coca y de distribuírla a los comensales. La Cotilla puso cara de "no me encuentro muy bien" y se excusó diciendo que tenía el estómago revuelto - ¡Mejor (dijo uno de los chicos) el trozo de la vieja esa, para mí! - Sí, hijo. come, come.

Cuando la abuela llegó con la cafetera solo quedaban unas cuantas migas en la bandeja. En caso de haber sido una coca "normal" no nos hubiese dado tiempo a probarla. - ¿Qué es eso que lleva prendido en la blusa? preguntó la madre que miraba el broche como si lo estuviera valorando (¡Esta tía nos robará a Pascualita!) pensé escandalizada. Poco a poco los ruidos intestinales fueron acallando la conversación - ¡No`s toy bien! - bramó uno de los salvajes - Me ví a ir pa casa - Y salió a toda velocidad. Acto seguido fueron desfilando de la misma manera todos los miembros de la familia. Los últimos ya dejaron tras de sí un aroma muy desagradable - ¡Uff! No hay quién lo aguante - LaCotilla también se marchó. Al quedarnos solas las tres, brindamos por el éxito de la Operación Trueno, jajajajaja...

No hay comentarios:

Publicar un comentario