jueves, 28 de junio de 2012

- ¡Me encanta el calor, me encanta el calor!... ¿Y ahora que el calor ya está aquí, qué? - "Me aguanto" - Pues aguántate pero no te quejes que ya me duele la cabeza de oírte... ¿No has guisado hoy? - "Tu no sabes lo que es pasarse media mañana comprando..." - ¿Tanto tiempo? - "¡Claro! Hay que hablar con unos y con otras; reir; pasarnos recetas; discutir sobre el género que vas a comprar; escuchar a quién piensa que te cuenta algo interesante aunque no la conozcas de nada. En definitiva, buscar la sal de la vida en el trabajo diario y codearte con los vecinos" - ¡Madre del Amor Hermoso! cuanto rollo para comprar unas patatas y algo de fruta - "Nunca aprenderás" - ¿Quiéres ver lo que tardo yo? - "Pascualita, no la escuches. Esta nieta mía no tiene ni idea de lo que es ir al mercado. Ir al súper es algo automático: cojo esto, esto y esto, me pongo en la cola, pago y adiós muy buenas, en cambio en el mercado hay calor humano pero este pedazo de carne con ojos no se entera" - Bueno ¿y qué hay de la comida? porque yo tengo hambre - "Pon la mesa que está al llegar"

El señor Li se ha presentado cargado con bolsas de comida china - Oh, no ponel tenedoles, yo tlael palillos - (Con los palillos comerá su padre) dije yo por lo bajini a la abuela (¿Cómo se te ocurre que nos traiga éste la comida? A mi no me gusta) - "Pues no comas" - La Cotilla nos saludó cuando ya estaba sentada en su sitio - No te preocupes, me lo comeré yo... ¡Hola, señor Li! Que buena pinta tiene todo - El hombre estaba boquiabierto porque no la había visto entrar - Si señola comel con nosotlos no se si bastal lo que he tlaido... Sel muy tlagona - ¡Es una caradura! - ¿Ahora qué te he hecho?

Mientras comíamos (con tal de que la Cotilla no comiera más de lo que debía hice de tripas corazón) el señor Li habló de lo triste que quedó el día en que no pudo probar la "croqueta" de la abuela que salió disparada por la ventana de la cocina - ¿Hala otlo día pala mí? - ¡Usted no comerá esa porquería si yo puedo evitarlo! - El señor Li se puso muy serio y le dijo a la abuela que, sí quería, él podría hacer rollitos de primavera con cachitos de la "señola Cotilla" de relleno - "No, déjelo que aún nos envenenaríamos"

Después de comer nos sirvió unas copitas de saké. Nos pareció que era poca cantidad y fui a buscar "nuestras" copas. La conversación derivó hacia el partido de la Selección. Había que ver a la Cotilla sacando el poco pecho que tiene, como si los penaltis los hubiese tirado ella. Y para demostrar que era más de la Roja que nadie, se tomó tres copas de chinchón, consecutivas,como tres soles. La mezcla fue explosiva. Sacó del bolsillo la llave de mi casa y la tiró al "acuario" - ¡Total jijijijiji... no sirve para naaaaadaaaaaaa... ¡hip!... ese trassssto - La mala suerte quiso que le acertara a Pascualita en la cabeza. La pobre dormía tan ricamente  acurrucada entre las algas del fondo ¿y qué es lo que peor le sienta a la sirena? Ser despertada bruscamente. Por lo que pudiera pasar me puse las gafas de sol y la abuela se fue a la cocina. Pascualita subió a la superficie echa una fiera y lanzó dos chorritos de agua envenenada, uno a los ojos del señor Li y otro a los de la Cotilla. En un momento se armó un guiriga., Todo fueron gritos y carreras  hasta que pudimos sujetarlos y hacerles beber casi toda la botella de chinchón para que luego no recordaran nada.  Poco después todos dormíamos, unas la siesta y otros la mona.

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