viernes, 29 de junio de 2012

Sentadas en la penumbra de la salita después de comer, con un helado de chocolate refrescándonos el gaznate y la botella de chinchón aguardando su turno, hablábamos de vanalidades (porque no son horas de charlas trascendentales para el cerebro cuando se cierne sobre él el dulce abrazo del sopor veraniego ¡La siesta, vamos!)

La Cotilla empezó su concierto de ronquidos, resoplidos y ruiditos varios y eso que dice que no duerme nunca, sino que se traspone ¡Ja! La abuela repasa el periódico entre cabezadas. ¡Mira que es testaruda! tiene toda la tarde para hacerlo y escoge este sagrado momento ¡Si no se entera de nada! Yo sigo paladeando el helado. Con los años me estoy volviendo golosa y al chocolate no puedo decirle que no. Uf, que difícil me resulta mantener los ojos abiertooooossss... huuuummm....

- "¡¡¡Bien, bien y mil veces bien!!!" - Menudo salto he dado, un salto tan grande como la rabia que me ha entrado - ¿Crees que son maneras de despertar a un cristiano? - "¡Mira lo que pone aquí! ¡Alemania ha perdido! ¡¡¡Toma, Merkel, chúpate esa!!!" - Tu abuela está loca... Anda, pásame el chinchón o me voy a cabrear mucho. - ¿Es que la ha despertado? - ¿A mí? No, si no dormía, solo estaba... - Un día la voy a grabar para que escuche sus gruñidos de tigre acatarrado. ¡Estaba dormida como un plomo! - ¡Jesús, que humos!  - "¿Pero es que no me habéis oído? Ha perdido Alemania..." - Si, te hemos oído y quien ha perdido ha sido la selección de fútbol alemana, ¡coñe! ¿Pero no dices que el fútbol es el opio del pueblo, nos aborrega,  no nos deja ver la realidad y no sé cuantas cosas más? - "Sí, todo esto es verdad pero es tan agradable darle en los morros a los amos de Europa ¡Que subidón!" - ¡Bueno! No me lo puedo creer - "¡Eres inaguantable! Para un poco y disfruta. Imagínate El Arenal lleno de teutones engreídos, sintiéndose superiores al resto de la humanidad (como si los años no hubiesen pasado) viendo como los hombres morenos, bajitos y de barba cerrada les mandaron a llorar a los pechos de la Merkel. ¡Gracias, Dios mío!" - Ande, Cotilla, páseme la botella que una cosa así solo puedo soportarla después de unas cuantas copas. - La razón habla por tu boca, hija.

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