lunes, 2 de julio de 2012

- "He tenido un sueño" - ¡Vaya! como Martin Luther King - "¿Qué pasa? ¿No se puede soñar en esta casa sin que alguien se pitorree?" - Perdón. Ya veo que llevas el lunes encima - "¿Ves por qué prefiero hablar con Pascualita?" - Cogió a la sirena del "acuario", la sentó sobre el azucarero y mientras desayunaba, contó su sueño.

- "Yo corría entre una multitud cada vez más grande. Eramos una inmensa marea que se extendía hasta perderse de vista. Llegamos a las puertas del Congreso y los leones que lo guardan se cuadraron ante nosotros porque éramos EL PUEBLO SOBERANO. En el Hemiciclo un minero tomó la palabra: El Pueblo ha decidido que todos ustedes (dirigiéndose a Gobierno y Oposición) se vayan a sus casas y se conviertan en españolitos de a pie como nosotros. Hubo un clamor en las gradas ¡No nos pueden hacer esto...! ¡Es un castigo desproporcionado!...¡ Va contra la Convención de Ginebra ... ¿Conservaremos nuestro sueldo? ¿No?... ¿Y cómo vamos a vivir?... ¡Me desahuciarán por no poder pagar mis hipotecas!... ¿Ynuestros sobresueldos?... ¡Pero si acabamos de subir el butano, el gas ciudad, la luz, los transportes, las medicinas... ¡uf! menos mal que tenemos coche oficial y chófer... ¿No?... ¡Esta es la peor de las pesadillas!..¿Y mis consejos de Administración?. ¡No nos podéis reducir el sueldo como si fuésemos simples funcionarios! ¡Esto es una anarquía!... ¿No?...  ¿A quién pondréis en nuestro lugar?


Se escuchó la voz de otro ciudadano: ¡Nombramos presidente del Gobierno a una persona sensata. Capaz de unir a este País tan diversificado bajo un solo grito:  ¡Viva La Roja! - Y Vicente del Bosque, con su paso balanceante, ocupó el primer escaño del banco azul. Uno tras otro, los fútbolistas de la Selección recibieron como premio una cartera ministerial. Qué importaba que no tuvieran ni idea de su ministerio. Los que estaban antes tampoco la tenían .. ¿Sabes, Pascualita, es una pena que solo sea un sueño?"

A la hora del café llegó el Municipal - La de siempre (dijo mirando con ojos rencorosos a la Cotilla) os ha denunciado, dice que tenéis comida en mal estado. - "No te hagas mala sangre, ya lo sabemos. Anda, tómate un cafelito con nosotras" - Me sentará como una patada en los cataplines - No puedes tomarlo, estás de servicio.- El se fue con la abuela a la cocina a inspeccionar los alimentos. Pascualita, sentada sobre la cabeza Pepe, dormitaba tranquila. Al oír risa en la cocina la Cotilla se levantó de un salto - ¡Están tomando café! ¡Le voy a denunciar! - Si se muerde se envenena, ¡bicho! - ¡¡¡Aaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy!!! - Tan obcecada estaba que, al levantarse, puso la mano sobre Pepe y Pascualita se vio aplastada sin comerlo ni beberlo. En su defensa sacó los diente de tiburón a pasear y los clavó en aquella garra que amenazaba con ahogarla.

A pesar del miedo que las cosas paranormales le producían, el Municipal brindó por quién quiera que fuese que había hecho aquel estropicio en la mano de la Cotilla (que ya no se enteraba de nada, gracias a nuestra terápia del chinchón)



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