jueves, 5 de julio de 2012

- "Voy a dejar de leer el Diario a la hora del desayuno porque me pongo de mal humor" - ¿Qué te pasa ahora? - "Estoy harta de oír a los políticos repetir como un mantra: no hay dinero, no hay dinero. Nuestra Comunidad es como esos pobres de los tebeos que enseñan, tristemente, las telarañas del forro de sus bolsillos... ¡Pues resulta que sí hay dinero (de los ciudadanos paganinis) y Boquita de Piñón lo usa para pagar abogados que defiendan su honor ante los jueces" - ¿El honor de quién? - "¡El suyo, coñe!" - ¿Y por qué no lo paga él? - "Mira, ahí has estado sembrada. Supongo que es cosa del ordeno y mando"    

A mediodía la abuela puso sobre la mesa, junto a Pepe (la cabeza jivarizada) y Pascualita, un pepino pequeñito al que le había colocado, con alfileres, una cintas en un extremo - ¿Que es esto? - "Te presento a Pilarín" - Es un pepino - "¿A qué es mona?" - Será mono - "Se supone que los habrá hembras también, ¿no? Pues esta lo es" - ¿Y a qué viene esto? ¿Piensas añadirlo a la Corte de los Milagros de ésta casa? ¿No te basta con estos dos? - "¡Pues no! No voy a ser menos que mi amigo Jaime. El tiene una auténtica Helicobacter Pylori, verde, preciosa, que puede exhibir orgulloso ante todo el mundo" - Compraté una y mete el pepino en el gazpacho. - "Son exclusivas" - Vaya, tienes un amigo pijo jejejeje - ¿Quién es pijo? - dijo la Cotilla entrando como una flecha y sentándose en "su sitio" - ¿Qué es esto tan raro? - "Es Pilarín" - Pero... ¿no es un pepino?

Durante toda la comida la abuela no dejó de mirar y toquetear a Pilarín -"Que mona es" - Pascualita se había  metido de cabeza en la ensalada cuando oyó venir a la Cotilla y a través de las hojas de lechuga observaba con envidia a Pilarín. A pesar de tener que estar atenta a no ser ensartada por las puntas del tenedor de la Cotilla que entraban a saco en la ensalada, no quitaba ojo a los movimientos de "la nueva". Una de las veces, mientras la abuela la acariciaba, la acercó al plato de la ensalada y Pascualita aprovechó la ocasión para dar un buen escarmiento a la recién llegada. De un poderoso salto, impulsada por su cola de pez, saltó hasta la infelíz Pilarín que movía alegre sus cintitas y le clavó sus dientecitos de tiburón. La infelíz se quedó tan pancha a pesar de que la sirena le arrancó un buen trozo de "carne". ¿Y los gritos y aspavientos? Esta enemiga sería dura de pelar. Los gritos vinieron de quienes estaban sentadas a la mesa. La abuela cogió a Pilarín horrorizada por lo que le habían hecho. La Cotilla intentó ensartar a Pascualita, una y otra vez, con el tenedor mientras ella rodaba por la mesa para ponerse a salvo. Se oyó un golpe y el tenedor saltó por los aires. Cogí a Pascualita y la metí en mi escote mientras la Cotilla recogía su tenedor del suelo - ¿Qué era ese bicho? ¿y tú por que me das un manotazo? Ahora ya no está - Creo que ha salido volando por la ventana. Será un bicho de verano - ¿Como el Tinto, no?  

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