miércoles, 26 de septiembre de 2012

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Qué hace aquí tan temprano? ¿no vendrá a desayunar? - No venía a eso pero, si hay que desayunar, se desayuna. - ¡Quite, quite! que le dan un dedo y coge el brazo. - Dame al menos una copa de chinchón que vengo muy enfadada... Podría haber cobrado un dinerito que me vendría muy bien para llegar a fin de mes. Ya sabéis que no lleg... - "Sí, hija, lo sabemos de sobra" - En Madrid se han juntado miles de extras para rodar una película. Me gustaría ir pero, como no vaya a nado... - "¿No vendrás a pedirme dinero para el pasaje?" - No, si yo no pido nada... - "¿Y qué película es esa?" - Pon la tele que, a lo mejor, lo dicen... ¡Mira, es esta!

Tuve que explicarles a esas dos lumbreras, que lo que estaban viendo no era ninguna película. Madrid se manifestaba contra la mala política del Gobierno y pedía la dimisión de los Pinochos. Y sobrecogidas, vimos que el poder no emana del pueblo sino de las porras de la policía. A la vista de la sangre y el ensañamiento, la abuela se fue alterando - "¡¿Pero esto qué es?! ¿Les han ofrecido un euro por cada porrazo?... ¡Vámonos a Madrid ahora mismo! Ay, ay, ay, ay, aaaaaaayyyyyyyyy....

Le dio el telele y se quedó espatarrada en la butaca. Vi a Pascualita asomada al borde del "acuario" rosa con cara de pocos amigos. Había oído gritar a su amiga y salió en su auxilio.

Mientras la Cotilla abanicaba a la abuela yo le preparé una tila doble con un buen chorro de chinchón y al pasar junto a la sirena tuve buen cuidado de darle la espalda porque me tiró varios chorritos de agua envenenada. Ya que es tan lista, podría el puñetero bicho, discernir si se ataca o no a la abuela. - ¿Y mi chinchón? - Me había olvidado de la Cotilla.

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