lunes, 24 de septiembre de 2012

- La abuela ha salido temprano a la compra. Solo por llevar la contraria a media Humanidad, a ella le gustan los lunes ¿no es rara? Prefiero que no esté en casa mientras desayuno, es cuando mejor me sienta. En cambio, Pascualita sigue durmiendo en el banco de arena de su "acuario"... jejejejeje... ahora que está indefensa jejejejej... Lle tiraré una miga de pan... huy, como se despierte... pues no ... le tiraré más jejejeje... Hay que ver la mala uva que se gasta cuando la despiertan y mírala ahora, parece una mosquita muerta... - Pepe, sobre la mesa de la cocina, parecía mirarme con sus ojos cosidos - No estés tan serio, hombre. Disfrutemos de la libertad mientras podamos... Mira, ahora le tiraré una galleta de Inca jejejejeje... es que no se enter... ¡¡¡aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahg!!! - Rápida como una centella, la sirena subió a la superficie,  me lanzó un chorrito de agua envenenada al ojo y antes de sumergirse de nuevo, me mostró su pequeña dentadura de tiburón.

La abuela, comprensiva como siempre, en cuanto me vio le faltó tiempo para compadecerse de Pascualita - "¿Qué le has hecho a la pobre?... ¿Le has tirado la galleta? ¡No te quejes entonces, tonta del...! - ¡¡¡Abuela!!! - "del bote. ¿Es que no voy a poder insultarte en mi casa?" - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - "Pasa, Cotilla, que tenemos que hablar" - ¿Qué le ha pasado a ésta?... ¿seguís con los duendes? ¡Lagarto, lagarto! - "Déjate de tonterías... Tendremos un invitado a comer" - ¿Está bueno? - "Según se mire jajajajaja... Si es para comérselo, resultará un poco duro, si es para ligar, todos son buenos... Es el Municipal" - ¿¡Te has vuelto loca!? ¡Vendrá a por mí! - ¡Y a por mí! - grité yo también - "¡Es la ilusión de vuestras vidas! un hombre que está deseando atraparos" - Y tú vas y lo metes en nuestra madriguera - se quejó la Cotilla - Perdone, pero la madriguera es mía (no me quedó más remedio que recordárselo) - ¡Que cruz tienes con esta nieta!

La abuela hizo paella y colocó a Pascualita en lo alto del frutero para que no perdiese comba. También Pepe estaba en la mesa pero ese ni pincha ni corta. Lo puse yo porque sé que al Municipal le da repelús. En cuanto nos sentamos, la abuela sacó el tema del robo de Lluc. Ni que decir tiene que la hubiera estrangulado. Entre bocado y bocado, el hombre nos hizo un interrogatorio en toda regla: - Lo que aún no me explico es cómo pudo, una mujer de su edad, trajinar las bolsas con las tejas - ¡Oiga! que no soy tan vieja. (se picó la Cotilla) - "Es más fuerte de lo que parece" - ¡Y más joven que tú! - ¿Por qué te fuiste con ella (se dirigía a mi) con lo mal que te cae?. - Fuimos pero no juntas. - Le pagaste el billete. - Estooo... es que me dijo que iba a rezar... (no me gustaba el rumbo que estaba tomando la conversación y entonces pinché en su punto flaco) ... ¿Ha visto lo que tengo en el ojo?... Hace un rato que "alguien" me lo ha hecho aquí, en casa... Estoy asustada... - El rostro del Municipal pasó de la satisfacción al pánico. - ¿Otra... otra vez los fantassssss... masss? (se levantó de un salto y enfiló hacia la puerta, murmurando) ¡Me va a subir la tensión!... Me sube, me sube... ¡Ay, Dios! que no me ataquen...

Brindamos con chinchón por el final, momentáneo, de la investigación. - Debería subir otra vez al Monasterio a por más tejas, las otras están todas vendidas (comentó la Cotilla. ¡Esta mujer no para!)

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