jueves, 27 de septiembre de 2012

Las dos viejas están que no paran desde que vieron en la tele al héroe madrileño. - "¡Cotilla ¿viste como protegió con su cuerpo a los que habían entrado en la cafetería a resguardarse de los porrazos?" - En lo que me fijé fue en su pecho, ancho como ancha es Castilla; acogedor como el regazo de una madre coraje ¡Ay, Dios mío! que sueños he tenido esta nocheeee ¡hasta tres rombos tenían! - "¡Oye, tú! no te permito pensamientos pecaminosos con el señor Casillas porque yo lo vi antes, además... creo que lo conozco" -  ¿Cuándo has estado tu en Madrid? - "Antes de la guerra... ¡Ya se de qué. Del colegio!" - ¡Abuela! ese señor aún no había nacido. Seguramente no estaba ni programado jajajajajaja

Lo que no consiga la abuela no lo consigue nadie. ¡Estamos en Madriz! como dicen los castizos. Le ha bastado una tarde en la Torre del Paseo Marítimo y una velada en el Funeral y se ha hecho el milagro de cambiar un NO categórico de Andresito por un Si wuana del mismo Andresito. La cuestión es que esta mañana hemos salido los cinco... ¿cómo que qué cinco? : La abuela, Pascualita (que va de incógnito y no paga) la Cotilla (lo ha logrado después de proclamar, a voz en grito que la abuela es una tramposa porque juega con ventaja) el sufrido novio de mi abuela y yo.

La excusa fue que estábamos locas por visitar el Museo del Prado, por eso el taxi nos dejó delante de la puerta y mientras Andresito lo pagaba las dos amigas cruzaron corriendo el Paseo del Prado y se metieron en la cafetería de enfrente. - "¡Estamos sedientas! - las oyó gritar.

A paso más lento llegamos él y yo al local y nos encontramos una escena muy violenta, incluso Pascualita, asomada a la boca del termo, se puso nerviosa al verla. Las dos amigas habían cogido por banda al pobre señor Casillas dispuestas a violarlo - "¡Es mío el héroe del 25-S!" - ¡Quítate de aquí, locaaaaaaaa, que ya tienes novio! - "¡Dame un besito, guapo y podré morir tranquilaaaaa!  - Lo que no consiguieron las piedras ni las amenazas lo lograron ellas. Las piernas de mi abuela, se enroscaron en las del pobre hombre y cayeron al suelo los tres hechos un ovillo. Alguien salió a la calle gritando: - ¡Policía, policía! - Entre todos los que estábamos allí no fuimos capaces de separarlos por los golpes y patadas que se daban entre ellas. Pascualita, frenética, escupía chorritos de agua envenenada a los ojos de los que se le ponían a tiro. Aquello era un desbarajuste. Oí el chirrido de unas ruedas y acto seguido entró un grupo de antidisturbios. Solo se salvaron de ir al oculista los que llevaban el casco puesto.

Estoy en la terraza de un bar esperando que salgan todos de la comisaría en la que llevan ya muchas horas.  Pascualita duerme en el termo después de una tarde agitada... Ya vienen la abuela y Andresito. El la mira con arrobo, a este hombre no lo entiendo - Tu abuela es única. Ha montado toda esta historia para darme celos e impedir que la monotonía se instale en nuestra relación. No veo el momento en que nos quedemos a solas - (¿Es tonto?) - Mientras nos marchábamos pregunté por la Cotilla - "Tiene para largo. Se le ha ocurrido decirle al inspector que las lesiones de ojo son cosas de los espíritus y ahora está en manos de los psiquiatras jejejejejeje...Antes de irme me ha gritado ¡Pídeme un chinchón! jajajaja ¡Que mujer!

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