viernes, 14 de septiembre de 2012

- ¡Madre mía la que ha liado un tornado en Lluc! Que miedo debía dar oír el silbido del viento entre los árboles, a más de 140 km por hora. Un rugido aterrador unido al ruido de cientos de tejas estrellándose contra el suelo; mesas y sillas arrastradas como si fueran papeles. Y la luz de los relámpagos dejando ver el dantesco espectáculo a medias y sobre todo, no saber cuando va a parar la tempestad ni a quién se va a llevar por delante. Afortunadamente no ha matado a nadie pero ha faltado poco - "Espero que no tener que enfrentarme a ningún cap de fibló de estos. ¿Te imaginas que se llevara a Pascualita? No la veríamos más" - A lo mejor es lo que necesita. Que se la lleve un torbellino y la lance al mar ¡menuda alegría se iba a llevar una vez que se le pasara el susto!

Este inocente comentario mío tuvo sus consecuencias porque la abuela me puso como hoja de perejil. Antes de que se acabara mi paciencia llamaron a la puerta. Era Andresito. Le recibí con los brazos abiertos, en primer lugar por haberme librado de la bronca y en segundo porque me alegré de verlo bien. - Abuela ¡Mira quién ha venido! - "Hombre. El señor Viagra" - Me faltó tiempo para salir por la puerta, allá se las apañasen los dos.

En la entrada de la finca encontré a la Cotilla pero no la reconocí. Parecía una momia de tanta venda como llevaba: la cabeza, un brazo, una pierna. Además tenía un ojo a la funerala y tantos cardenales que aquello parecía un Cónclave de Roma. Acababa de bajar de un coche y llegó renqueando hasta el ascensor - Ay, ay, ay, ay... ¿está tu abuela en casa? - Depende de para quién - ¡Que soy la vecina del 4º! - ¡Dios mío!... ¿Seguro que no es Tutankamón? - No estoy para guasas... Ay, ay... necesito un chinchón - Creo que le iría mejor un mes en la clínica - ¡Quita, quita! Las personas que me han recogido me han vendado como buenamente han podido ay, ay, ay...

Al entrar en casa Andresito y la abuela dieron un respingo. Habían hecho las paces y estaban tan juntitos que parecían uno. - "¿Qué traes aquí?" (dijo la abuela mientras se componía la ropa) - Es la Cotilla... viene un poco desmejorada... ¡ah! y quiere chinchón jejejejeje - "¿Qué te ha pasado?" - Ha habido ay, ay... un tornado y me ha pillado... ay, ay, ay... - (yo empecé a lagrimear) - "¿Estabas en Lluc?" - No. Había ido a mis trapicheos por los pueblos ay, ay, ay,... cuando vino un torbellino y salí volando (yo me ahogaba)... ay, ay,.. Iba de acá para allá, como Dorita en el Mago de Oz (¿Ella, Dorita? aquí estallé jajajajajajajajaja)... Me recogieron encima de un árbol... ay, ay, - Los ojos de la abuela y de Andresito, brillaban sospechosamente -
"¿Qué hacías allí? jijijijii" - Estaba atontada y espatarrada. - "¿Y quiénes eran los que te salvaron?" - Eran ¡chinos! - Jajajajajajajajaja... ¡Ay, Cotilla. Te has ganado el chinchón!


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