martes, 18 de septiembre de 2012

- ¡No me lo puedo creer. Ayer tuvimos vacaciones! Claro que la abuela no lo ve así. Cree que, quien maneja el ordenador se ha enfadado conmigo por lo pánfila que soy. ¿Por qué tengo que pagar siempre el pato? Como si ella fuera la perfección personificada (la abuela digo. A ver si se va a enfadar la del ordenador y no me saca más...) Claro que también pudiera ser Pascualita la culpable de lo que sea porque es rara hasta decir basta, aunque no la ha mordido nunca... ¿Y si el enfado fuera con la Cotilla? ¡Claro, tiene que ser con ella! Menuda pájara. Hasta ha conseguido tener tras de sí a la mafia china mallorquina (así lo llama ella que siempre le ha gustado darse importancia) En fin, no sé. Pero ya volvemos a estar aquí.

- Dicen que nadie dimite en este País y va y lo hace Esperanza Aguirre ¡toma ya! y justo el día en que le hacían una entrevista en la tele a Rubalcaba. La tía tiene el don del oportunismo. ¿De quién se habla hoy? ¿de lo que dijo o no el socialista? ¡Nanay!.  De Esperanza ¡lo que sabe esta mujer! Al enemigo,ni agua.... Bueno pues a la abuela no le ha sentado bien que se vaya. La he oído cuando se lo decía a Pascualita a la hora del desayuno - "Es una pena que se haya ido y una pena que vivamos tan alejadas..." - ¡Y tanto! ella vive en un palacio y tú en una casa de 90 metros. - "No me refiero a eso, boba, sino a la distancia en kilómetros... Cuántas veces me he quedado con las ganas de echármela a la cara y decirle cuatro frescas. Siendo dos personas de carácter fuerte, hubieran saltado chispas y me habría quedado más ancha que larga pero, ahora..." - Ya no te vale la pena ir a Madrid. - "Madrid siempre vale la pena porque, afortunadamente, no tiene solo políticos... Tú no sabes lo que es comerte un bocadillo en el Museo del Prado, sentada sin prisas ante un Velázquez..." - Uf, que aburrimiento. - "¡Ves como eres una burra! Luego te extraña que prefiera hablar con Pasc..." - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa!... ¡Ajajá! Te pillé. Otra vez hablando de Pascual. Haber cuándo me lo presentas ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyyy!!! - Esta vez no me dio tiempo a nada. En cuanto Pascualita vio y sobre todo, oyó gritar a la Cotilla, no se lo pensó dos veces y le escupió un chorrito de agua envenenada en todo el ojo. Mientras la abuela la atiende, voy a anotar en la lista de la compra otra botella de chinchón. Con eso de que sirve para que luego no recuerde nada, me está saliendo  cara la vecina.

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