lunes, 29 de octubre de 2012

¡Esto no puede estar pasándome a mí! ¡Me han rebajado el sueldo y me quedo sin la paga de Navidad! ¿Por qué? ¡No me hagáis esto que yo siempre os he votado! aunque a la abuela le decía que lo hacía a los de la competencia porque sino me echa de casa. ¡Y ahora voy a sufrir los recortes como los demás! Tendré que decírselo a la abuela con delicadeza, más que nada por su edad.

- Abuela ¿a ver que te parece el programa para éstas Navidades?... En Nochebuena, para picar: pan tostado con margarina y media aceituna (todo pequeñito), después caldo de sobre con picatostes del mismo pan que habremos tostado. De segundo, sardinas en aceite con lechuga y acompañadas de pan frito. De postre manzanas al horno y después nos vamos a la Misa del Gallo... - "¿Te has echado un novio panadero? Mi menú es mejor así que prepárate para ir soltando la mosca poco a poco porque voy a empezar a comprar y guardar para esos días... Ah, y después nos vamos al Funeral. Habrá baile, bebida, turrones y más tarde, chocolate caliente con ensaimadas" - No va a poder ser... porque... me han hecho recortes - "¿Dónde?" - En la nómina...- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¿Ya te han dado la nómina? entonces podrías hacerme un préstamo... - ¿A fondo perdido? - Mujer, si te pones así... ¡Vale! - Me puse a llorar a moco tendido. Estaba asustada, enfadada, cabreada como todo el País (salvo excepciones) También a mí me tocaba pagar los platos que habían roto otros y por lo visto la vajilla era de las finas.

- "¡Deja de llorar que lo pondrás todo perdido. ¿Estás segura de haber entendido bien lo que te han dicho? Tu llevas mucho tiempo en la empresa ¿cómo te van a hacer una faena así?" - Pues puedo darme con un canto en los dientes porque peor están los que han sido despedidos. - Durante un rato, la abuela, despotricó contra todo lo Institucional. Tuvo recuerdos para todos los familiares directos de los que nos gobiernan, es decir, madres, padres, etc. Prudentemente, me coloqué lo más lejos posible del "acuario" porque los gritos podían despertar a Pascualita y como no sabe diferenciar si la abuela me grita a mí o al Lucero del Alba, no quiero llevarme uno de sus famosos chorritos de agua envenenada. La perorata acabó con una sentencia - "¡Y menos mal que no les votaste!"

Algo vio la abuela en mi cara que me delató y entonces sí que temí por mi integridad física. Me arreó dos escobazos que me dejaron la espalda como un acordeón. Corrí por la casa, gritando y pidiendo que me dejara en paz. Que no lo volvería a hacer más pero no me valió de nada. ¿De dónde sacará tanta energía? y encima tenía la ayuda de la Cotilla que iba por delante poniéndome trabas: una silla, una puerta, una maceta... lo que le venía a mano.

Finalmente llegó la calma, sobre todo porque las dos viejas acabaron cansándose de correr. Creo que no voy a poder moverme en unos días. Y ahora, si quiero comer, me lo tendré que hacer yo "hasta nueva orden" , eso sí, ellas dos se pondrán como el Kiko. Espero que la abuela me permita tomar una copita de chinchón para ayudarme a pasar el disgusto. Ahora soy el último mono de la casa. Pascualita me mira y hace la señal de OK. Incluso Pepe, con su boca cosida, parece reírse de mí. ¡Vaya día que llevo!




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