lunes, 15 de octubre de 2012

Si de algo está orgullosa la abuela es de sus macetas. Tiene un montón y las mima casi tanto como  a Pascualita. La terraza y el balcón parecen jardines que son la admiración del barrio y alguna vez, en las fiestas patronales, ha ganado un concurso floral. Muchos son los días en que, llevando a la sirena en una mano, la pasea enseñándole las flores, quitando hojas secas, contándole cómo, dónde y cuándo consiguió tal planta. - "Cuándo estés de nuevo en tu hábitat debes cuidar las algas y combinarlas por colores, verás que bonito te quedará el sitio dónde vivas" - No creo que pueda hacer nada de todo eso, abuela. Vive en lo más profundo del mar y allí todo es oscuridad. - "¡Ya salió la lista! Si fuera así no tendría ojos! ¿Para que los quieren si no los necesitan? A ver si miras los programas de la 2 y te enteras de cosas útiles en vez de las tonterías de la Esteban y compañía ¡Analfabeta!"  

Llegó la hora de comer  y la Cotilla no apareció. Pensé que, a pesar de todo, el día no iba a ser tan malo. Pero la abuela estaba inquieta - ¡Come, mujer, y deja de preocuparte! - "Voy a subir a su casa, a lo mejor está enferma o... bueno..." - Sería una magnífica noticia jejejejeje - "De verdad, que  no sé a quién has salido... A tu abuelo" - ¿Pero si hace poco dijiste que te la ibas a cargar? - "¿Y qué si lo dije' no es lo mismo que se muera por ella sola a que la mate yo" - Claro, no se disfruta igual. - Sin hacerme el menor caso, subió al piso de la vecina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - ¡Vaya, hombre. Bicho malo nunca muere... ¿Ha visto a mi abuela? ... acaba de subir a su casa. - ¿Para qué? (se asustó) - Por si estaba usted enferma. - ¿Por qué? - Como no ha venido a comer... - He comido de menú en el bar de la esquina. - ¿Y ha pagado? (¡menuda sorpresa!)  ¿El gran Pinocho le ha subido la pensión? - No, que yo sepa. Es que tengo entre manos un negocio que va viento en popa y encima, todo son ganancias porque no tengo que invertir ni un euro. - ¡Todos los tontos tienen suerte!

Cuando la abuela bajó, la Cotilla acababa de irse. - "Me he hartado de llamar... ¿Crees que debo llamar a la policía?" - No sufras por ella. Tiene montado un negocio que le ocupa tiempo y le da dinerito, por eso  no ha venido a comer. - "¿De qué?" - Ah, ni se sabe.

Por la tarde la abuela se marchó, como de costumbre, al Funeral. A los cinco minutos volvió a entrar en casa llevando del moño a la Cotilla. A causa del escándalo que montaban salieron a la escalera todos los vecinos de la finca - "¡¡¡Te mato!!!" -  ¿Qué pasa?... ¿A dónde la llevas?... ¡No, abuela, no grites aquí! -  Una flecha plateada salió disparada del "acuario" rosa y se enganchó con uñas y dientes en la nariz de la Cotilla, entre ceja y ceja. Los gritos se oían por toda la calle. Uno de los que los oyó fue el Municipal que estaba haciendo su ronda. Después contaron los que lo vieron, que corrió a esconderse detrás de los contenedores de basura. 

Cuando se calmaron las cosas, la abuela me contó que encontró a la Cotilla ¡vendiendo sus macetas a precio de saldo! Y luego a ella la convenció de que fue atacada por una de las animas que no logró echar cuando hizo "limpieza" de casa- "Se ha vengado" (le dijo rencorosa) -. Pascualita miró a la abuela e hizo la señal de OK, pero La Cotilla no pudo verla porque la hinchazón le impedía abrir los ojos.


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