martes, 6 de noviembre de 2012

Las risas de la abuela y la Cotilla se oyen desde la calle. Al subir las encuentro sentadas frente al televisor mirando el Informativo Balear. - ¿Qué pasa? - "¡Ven, siéntate un momento... jajajajaja ... es el nuevo Club de la Comedia, versión isleña jajajajajaja" - ¡Ay! no se si voy a poder comer, me duele la barriga de tanto reír jajajajajaja... - "¡Sí que podrás!" - Era broma, mujer... Por cierto, ¿qué has hecho? - "Chist. Ya lo verás"

No me he enterado de qué iba a la cosa y no me he reído. - ¿Has visto? A tu nieta no le ha hecho gracia jejejeje ¡claro! como son de su cuerda ¡Que cruz tienes con ella! - "Me preocupa ver que ya no tiene arreglo"  - ¿Dónde está la gracia de una crónica política y de juzgados. - ¡Pues ahí, precisamente! - "Todos entran muy decididos, dispuestos a dar la cara pero en cuanto empiezan la preguntas, se arrugan y dicen ¡Yo no he sido, señoría! ¡La culpa la tiene Fulanito o Menganita! ¡Yo solo era el Jefe jajajajaja y firmaba lo que éstos me decían jajajajaja!

Mientras comíamos llegó Blas, al que hacía tiempo que no veíamos - Vengo a por croquetas. Estos días puede que se reactive el negocio a la puerta de los Juzgados. Han llamado a los peces gordos para ir a declarar y en la calle habrá prensa y curiosos y con este frío que empieza a hacer, vendrán bien unas croquetas calentitas. - "Ya dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores. Ten, hijo y suerte"

Después nos enteramos que el banco va a embargarle el piso un día de estos. - "Podemos ir un montón de gente y tomamos el banco por la fuerza. Ya hay otras gentes que lo han hecho y les ha funcionado. Si alguien tiene que tener miedo que sea quien ha hecho las cosas mal" - Y podrás venderles croquetas a todos. Al director le cobras doble. - Yo os traeré la comida a la cárcel (dije) - "Si, hija. tu siempre animando" - Para hacerme perdonar mi comportamiento de ayer he sacado la botella de chinchón que he comprado esta mañana y la hemos estrenado brindando para que a Blas le vayan bien las cosas - ¡Cuando estemos en la cárcel, además de la comida, tráenos una botellita como ésta! - ha gritado la Cotilla mientras la abuela, con disimulo, ha dejado que Pascualita le chupe el dedo mojado en licor.

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