jueves, 27 de diciembre de 2012

Arrastramos los pies al andar y las ojeras nos llegan al ombligo. Tenemos la boca pastosa, la voz rota y no nos cabe un solo bocado más... ay, que bonitas son las fiestas... ay, ay, ay... que sueñooooooooooo. Y eso que yo he dormido hasta las dos, la abuela en cambio, se ha levantado a las siete de la mañana porque ha sonado el timbre de la puerta con mucha insistencia. Yo también lo he oído pero si puede ir ella a abrir, para qué voy ir yo.

- ¡Avemariapurísmaaaaaaaaaaa! ¿Tienes bicarbonato? Me he pasado la noche en blanco con dolor de estómago. - "Ya podrías haber esperado a que fueran las diez, ¡maldita sea!" - Va a cambiar el año pero tu seguirás siendo la misma egoísta de siempre... No te molestes, ya lo cojo yo.

A media mañana, mientras la abuela desayunaba y Pascualita estaba sentada sobre el azucarero, la oí que echaba pestes de la Cotilla. - "¡Me llama egoísta la tiparraca esa! ¡Tendrá cara! A ver si revienta como un globo, pero en su casa, no aquí que lo pondría todo perdido con todo lo que comió ayer. Aquí hizo el picoteo, luego se fue al comedor social al que ya había ido el día de Navidad y luego volvió aquí, al resopón. No se quiso perder nada. Y le echó un tiento a la botella de chinchón que la dejó temblando y todo porque no quiso que bebiera mi primo. Cuando la coja le retorceré el pescuezo así y así y... ¡a sí!" - Me asusté pensando en el cuellecito de Pascualita pero la abuela estaba estrujando un trapo de cocina. Menos mal.

A mediodía entró la Cotilla como una tromba hasta le cocina y a Pascualita a penas le dio tiempo de zambullirse - ¡Avemaripuríss.... ¿Habéis oído el chapoteo? - El abuelito viene a buscarla - La mujer palideció - Dile a la idiota de tu nieta que no juegue con estas cosas. - ¡Oiga, sin insultar!. Es mi abuela quién lo ha llamado porque quiere mandarla al otro barrio mediante estrangulamiento alevoso y como él ya sabe andar por ahí, le ha pedido que le enseñe el camino. - ¡No la dejes beber tan temprano!... - Mire este paño de cocina. Se ha hecho a la idea de que era su cuello y lo ha convertido en una columna salomónica jejejejeje - ¡Llama al manicomio! Es una loca peligrosa. - La abuela se acercó lentamente a su amiga; en sus ojos brillaba la determinación y sus labios dibujaban una sonrisa maliciosa - "He recordado que, de pequeña, siempre deseaste tener un cuello de cisne y voy a cumplir tu deseo" - Rápida como un rayo le echó las manos al cuello. La Cotilla chillaba como un cerdo ante el matarife y la abuela, en lugar de apretar, tiraba hacia arriba - ¡Así, no!- le grité. Agarré con fuerza aquel cuello y apreté hasta que... recibí dos pescozones y me desperté - "¡Espabila y deja la gitana encima de la tele, inútil!" - La abuela y la Cotilla, ambas con sendas copas de chinchón en la mano, me miraban con infinita paciencia - "Si no sabes ni beber, cómo vas a darme un biznieto" - ¡Que cruz tienes con tu nieta!

No hay comentarios:

Publicar un comentario