jueves, 6 de diciembre de 2012

La abuela se ha dado una vuelta por los puestos navideños de la Plaza Mayor y ha venido cargada de mulos y bueyes. No ha hecho caso al Papa, al contrario. Ella  ha dicho ¿no quieres caldo? ¡Pues toma tres tazas!
Tendrá que ampliar el Portal. También se ha pasado por una tienda de souvenirs porque se ha traído pequeños muñequitos de barro vestidos de flamencos, con sombrero cordobés incluído - ¿Y estoooo? - "Los Reyes Magos y su séquito... Ahora resulta que el Papa nos ha salido por peteneras y ha dicho que eran andaluces... Y yo me pregunto si habría camellos en Andalucía en aquellos tiempos y como no lo sé, irán a pie... ¿Sería Baltasar o Baltazá, un gitano renegrído?... Este hombre me ha roto todos los esquemas" .

 También la Cotilla está desubicada en este sentido. No monta un Belén en su casa. Y menos mal porque dice que las únicas figuritas que pondría serían los caganells y en medio de todos estaría la boba de la ministra Bañez que ya tiene cara monjil. La han puesto a parir entre las dos amigas  - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Mira lo que traigo: un abeto, muérdago y algunas figuritas de animales... - "¿Te has gastado los cuartos en esto? Que detalle más bonito has tenido, Cotilla" - ¿Que cuartos si no llego a fin de mes?... Son cosas que he ido recogiendo de aquí y de allá... vamos, que se habían caído al suelo, como había tanta gente... - ¡¿Las ha robado?! - ¡Ya está la tonta de tu nieta poniendo nombre a las cosas!

La Cotilla llevaba unos días que no le quitaba ojo al coletero de la abuela. -¿Qué clase de adorno llevas puesto? ... a veces parece que se mueve... - "¡Pero si es de plástico! ... me lo regaló el señor Li". - Pues es feo - "Necesitas gafas y no quieres reconocerlo" - Llamaron a la puerta.

Los dos policías que llevan la investigación sobre el posible crimen del abuelito, entraron en el comedor y pillaron a las dos viejas dándose manotazos una a otra. ¡Déjame verlo de cerca! - "¡Quita tus manos de mis cosas, envidiosa, cegata!" - ( Que vergüenza) Los policías las miraban atónitos - "¡La bruja ésta quiere mi coletero!" - Decidí terminar con el escándalo. Me acerqué a la abuela y de un tirón le solté la cola de caballo. Furiosa por haberla dejado despeinada ante los dos hombres, me zarandeó y la sirena salió volando de mi mano para caer sobre la oreja de uno de los policías. Rápida como el rayo (cuando se trata de estas cosas) la arranqué de allí, pensando que la tenía bien cogida pero volvió a sacudir la cola y esta vez se enganchó en la nariz del otro policía. La casa se llenó de gritos y carreras cuando también la arranqué de allí y por fin la lance al "acuario". La Cotilla veía visiones, habían vuelto las ánimas que ella misma había echado por el balcón. Corrió a la cocina a por la escoba para terminar el trabajo pero al pasar por el comedor, un chorrito de agua envenenada le dio de lleno en un ojo. Menudo concierto de Navidad tuvimos en casa... Al final ¡se armó el Belén!

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