domingo, 20 de enero de 2013

La sirena se desperezaba a placer en su "acuario"  mientras la abuela y yo mojábamos la ensaimada de los domingos en un cola cao caliente. Me encanta este momento del día. Incluso Pepe parece feliz colocado entre el azucarero y el cazo de la leche. La abuela no habla mucho, aún está resacosa por la fiesta que  anoche celebraron en el Funeral. Pasa rápidamente las primeras páginas del Diario que hablan de política local y se enfrasca en las noticias, repletas de fotografías, de las fiestas populares que se celebran a lo largo y ancho de la isla en honor de San Antonio Abad y San Sebastián y donde los demonios bailan y persiguen a la gente entre risas y sustos. 

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Fue bien la fiesta? - "No estuvo mal... pero, no grites" - ¡Ya veo que sí!  ¿Te trajiste la carne que sobró? - "No quedó nada" - ¡Imposible! cuando se asa para tanta gente siempre hay sobras! ¿cómo voy a celebrar San Sebastían? - "Por una vez, a costa de otra."

Durante un rato solo se oyó el vuelo de una mosca despistada que aún no se había enterado que estamos en invierno. La Cotilla vio una foto que le llamó la atención - ¡Mira quién está aquí! El ex de tu nieta... el Médico.  Habrá ido a ver si se quema con el fuego de los demonios jajajajaja ... Por cierto, gracias por el alma en pena. No sabes la compañía que me hace. Hablo con ella sin sentir que lo estoy haciendo con la pared. Y de cualquier tema. Es estupenda. - (¡Pero, bueno... es lo que me faltaba por oír! y no pude callarme) - Puede ponerle un nombre, nosotras tenemos tantas que no se lo pusimos. -¡Claro que se lo pondré! Será mi amiga más íntima... lo siento por ti (le dijo a la abuela que arrugó el ceño.... huy, huy...) pero creo que has sido desbancada.

La abuela se ha sacudido el dolor de cabeza metiéndose a cocinar su venganza porque a ella ¡no la desbanca nadie por muy alma en pena que sea!

Invitó a Andresito y le pidió que viniese acompañado de su hijo: ¡habría paella! La Cotilla se relamía mientras el aroma del sofrito llegaba a su nariz - ¡Que mano tienes para el arroz, hija! Se me está haciendo la boca agua... ¿tardará mucho tu novio? - "Deja ya de dar vueltas a mi alrededor y pon la mesa" - ¡A tus órdenes! Seremos...cinco. - "Cuatro" - ¿Se ha echado atrás el Médico? Mejor, así podré llevarme un buen plato para mañana. - Pero a la comida no faltó nadie. Y con toda la tranquilidad del mundo la abuela dijo : "Anda, Cotilla, sube a tu casa que tu amiga más íntima ya debe estar hambrienta y no hay nada peor que una alma en pena cabreada... ¿Recuerdas?"




 

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