domingo, 27 de enero de 2013

Tengo a la abuela como un flan. Y encima está de un humor de perros ¿Cual es el motivo? Una resonancia magnética. Llegó muy contenta del médico porque - "Van a hacerme una prueba muy especial" - ¿Qué te pasa, estás embarazada? jejejejeje ¿Qué te van a hacer? - "Una resonancia magnética" - Anda que no hacen resonancias al cabo de la semana. - "Estás equivocada"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Tu nieta está equivocada? que raro, con lo lista que es ( dijo con retintín y ya me puso de mala uva) - "Fíjate si es lista que dice que todos los días hacen resonancias magnéticas. ¡Pero si no sabe lo que son!" - Pues no está equivocada y mira que me sabe mal. - "¿Quieres decir que es una prueba muy común?" - ¡Claro! Es la prueba del tubo, mujer. - "¿Eh?" - Pues eso, que te meten en un tubo, te tienen un rato y después te vas a tu casa... No es agradable sentirse como en un ataúd... aunque tenga luz...  no te puedes mover, estás encajonada y sientes taquicardias... - ¡Bueno, ya está bien! Cállese. - ¿Por qué?... ¿te van a hacer una? jejejejeje - A la abuela. - ¡Síiiiii!...  ¡Vas a pasar por el tubo! jajajajaja

Esta mañana hemos ido al hospital . También ha venido la Cotilla que no ha querido perderse el espectáculo.  Me he enfadado ¿para qué tiene que venir con nosotras la vecina si es un cardo borriquero? solo lo hace por chinchar. En el autobús todo el mundo nos miraba porque no parábamos de discutir y para remate, he visto a Pascualita en plan broche, en la solapa del abrigo de la abuela.

Hemos esperado un rato y la abuela estaba cada vez más nerviosa, gracias sobre todo, a la vecina. - Imagínate que te tienen una hora metida allí. Será una experiencia terrorífica, digna de ser contada a tu biznieto, si lo tienes algún día (y la muy bruja, me miró) A mí no hay médico que me haga eso ¡Buena soy yo! digo que no, no y no antes que meterme en un tubo claustrofóbico. - ¡No piensa callarse!

La abuela, cogió el abrigo y fue al baño, a medio camino se volvió hacia nosotras - "Cotilla ¿me acompañas?" - Al cabo de un rato volvieron y algo había cambiado. La vecina estaba lacia y le costaba andar, como si llevara una borrachera como un piano.  La enfermera llamó a la abuela. Se levantó junto con la Cotilla que no parecía de este mundo y se la entregó a la enfermera junto con el volante del médico - "Como no es capaz de aguantar la prueba le he dado un calmante... ¿Esperamos aquí?" - preguntó con toda la inocencia del mundo.

Por la tarde, en casa, la Cotilla no acaba de coordinar. - He tenido una pesadilla muy real... un bicho me mordía en el cuello y al ir a gritar, porque dolía mucho, me han metido unas pastillas en la boca... - "Si que es raro el sueño" - Y luego estaba en un tubo que hacía mucho ruido... He pasado mucho miedo... - Le está bien empleado por reírse de los demás. - Creo que tienes razón...¿Puedo tomar un chinchón? - Abuela ¿ya puede? - "Vamos a esperar un poco más porque se me ha ido la mano con las pastillas" - ¿Pastillas? ... ¿qué pastillas?

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