miércoles, 20 de febrero de 2013

La abuela ha hecho cocido para comer porque no quiere que la interrumpa cuando empiece el Estado de la Nación. Lo oirá por la radio porque dice que mirándoles las cara a los políticos, se pone muy nerviosa. Le da la sensación de que les importamos un rábano - Pues, ni lo veas ni lo oigas y santas Pascuas. - "No puedo hacer eso. Tengo que enterarme de lo que hablan, lo que esconden, lo que echan en cara al contrario. Como se defienden y sobre todo, cómo se venden" - ¿Te vas a pasar dos días oyéndolo todo? - "Sí, señora. Así, si luego me cabreo será con razón" - O no. - "¿Qué quieres decir?" - Que "o no te cabreas" - "¡Huy, no caerá esa breva"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - La llegada de la Cotilla nos cogió de sorpresa porque estábamos abstraídas con nuestra conversación. La abuela, que en esos momentos tenía a Pascualita en una mano y a Pepe en la otra, los lanzó: la sirena cayó, bruscamente, al agua de su "acuario" y Pepe le dio en la cabeza a la vecina. - ¡¡¡Ay, Señor. Ya están aquí las ánimas!!! - "Es Pepe, mujer... pobrecito mío. ¿Te has echo daño, bonito? - ¿Bonito eso? Abuela tendrás que usar las gafas todo el día. - ¿A mi no me dices pobrecita? La cosa esa me ha dado un castañazo - "Te lo tienes merecido por entrar sin avisar" - ¿Cómo que no, si me oyen los del ático?

- ¿De que color vas a ir vestida en tu boda? Lo pregunto para ir pensando en mi vestido. Tenemos que ir a juego. - ´"¿Dónde dice que deba ser así?" - Ya hablaremos de eso... ¿vas a ir de rojo? ¿negro? ¿gris? ¿verde?... Di algo. - "Iré de lo que van las novias, de blanco"

Después de reír durante un buen rato y de tomarse tres copas de chinchón, la Cotilla empezó a respirar - Mira que hace años que te conozco y aún me sorprendes con tus salidas jajajajajaja ... Venga, en serio. Dímelo. - "No sé a qué viene tanta juerga. He dicho blanco y no hay más que hablar" - Estás tentando a la suerte. Mira que a tu anterior marido no le gustará. - Entonces se oyó un ¡Chof! Pascualita, enfadada por lo que consideró un mal trato, se quiso hacer notar. - ¡Ay, ya está aquí! - Metió las manos en los bolsillos buscando, frenética - ¡Menos mal que lo llevo siempre encima! - Sacó un rosario y lo tiró con fuerza al agua de la bañera rosa... y no se oyó el choque contra el agua porque le había dado a la sirena en la cabeza. Entonces se formó una especie de maremoto a pequeña escala y hubo agua por todo. Pascualita se había enfurecido y no sería yo quién se acercara a ella. - "¿Por qué llevas un rosario?" - Para disimular cuando voy a las iglesias a limpiar los cepillos  - Chorritos de agua envenenada brotaban como un surtidor. La muy ladina, no se dejó ver. pero dejó el suelo perdido. La Cotilla puso pies en polvorosa aunque, antes de salir por la puerta, preguntó - ¿Qué tienes de comer? - "¡Cocido!" - ¿Con la pringada? - "La duda ofende" - Entonces ¡me quedo! - "¿Y el fantasma de mi marido?" - ¡Correré el riesgo! - dijo mientras se sentaba en su sitio  de la mesa del comedor.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario