martes, 26 de febrero de 2013

Ya estoy hasta el moño de jerseys y gorritos en miniatura. Como la sirena se los moja cada dos por tres, hay que ponerlos a secar y en cuanto la Cotilla los ve se ríe de mí. - ¿Por qué no le dices a tu amiga que es cosa tuya? Siempre me cargas todos tus marrones. - "No puedo. Creería que tengo obsesión por tener un bebé"... - ¡Que tontería! Tú obsesión es que YO tenga un crío. - "Ya, pero como la que se va casar soy yo, puede pensar que quiero crear una familia" - ¿Te estás oyendo?... A no ser que adoptéis... y me fastidiaría que lo hicierais porque entonces el Médico y yo tocaríamos a menos. - "Pero si te va a tocar menos que nada. No tengo nada que dejarte". - Tu no, pero el abuelito... - "Ese aún tenía menos y en todo caso, si tenía  algo, se llevó el secreto a la tumba" - Me refería al abuelito Andresito. - "¡¡¡Pelota!!!"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Pelotas? ¡Me encantan las albóndigas! Vale, me quedo a comer... ¡Otro gorrito en el agua! Lo tuyo es grave porque estás teniendo una regresión a la infancia... Pero, alma cándida, aquí tienes que poner pececitos en lugar de gorritos. ¿No ves que hay agua y algas, incluso un barco hundido?.. ¿No será contraproducente que regrese a la niñez? Acuérdate de lo tonta que era tu nieta de pequeña. - ¡¡¡Ya está bien!!! Esto son cosas de la abuela, no mías. - Al ver los ojos muy abiertos de la Cotilla enfocados hacia ella, la abuela salió del paso. - "Déjala, pobrecilla. Está así desde que sabe que me caso. La envidia la corroe"

Mientras comíamos, la Cotilla nos contó sus progresos. - Creo que abriré una libreta en el banco para ir ingresando mis sobresueldos. - "¿Qué tal lo llevas?" - Bien. Al principio no veía claro el asunto porque no avanzaba. Allí es muy difícil coger dinero, hasta que pensé que lo mejor era tomar el que estaba más a mano: de las carteras de mis compañeros ¡y funciona! Por eso quiero abrir una libreta. - ¿Va a hacer que sus víctimas le abran la cuenta en la que ingresará el dinero que les roba? - No te pongas tan trágica. En algún sitio tengo que guardarlo. - Cuando se enteren la despellejarán viva. - Tú, tan simpática como siempre.

De camino a la salita, la Cotilla se asomó al "acuario". Allí estaba Pascualita durmiendo tranquilamente entre las algas... que no tapaban del todo a la sirena. - En el agua  hay otra prenda de esas pequeñas ¿a ver qué es? - La abuela me tapó la boca con la mano cuando estaba a punto de decirle a la vecina que no la tocara. No hay nada que enfade más a la sirena que ser interrumpida, de forma brusca, cuando duerme. Y se armó la marimorena. ¡Una avispa-pez saltó a la cara de la Cotilla a la velocidad del rayo! ¡Nadie ha visto jamás algo tan horrible! Se ensañó con la nariz y los pelos de la pobre mujer dejándola, en unos segundos, como un Cristo. Y ella, entre gritos, llantos y moqueos, gritaba: ¡Vade retro, Satanás! ¡¡¡No me piques que soy alérgica a las avispaaaaaaas!!!

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