sábado, 16 de marzo de 2013

- "¡Pascualita, ya es Primavera! Se acabó ponerte agua caliente en el "acuario" y el gorro y el jersey cuando estás fuera. A partir de ahora nada de quejarse del frío y si tienes, te aguantas como todo hijo de vecino." - Pues hoy hace un frío que pela; además, aún no es Primavera. - "Pues lo he oído por la tele" - No te digo yo que no pero, no es Primavera. - "Pues sí, porque lo ha dicho el Corte Inglés, lista"

La abuela ya no se rige por el calendario para saber las Estaciones del Año sino por la publicidad de estos grandes almacenes. - "Quién no se adapta a los tiempos modernos, acaba siendo arrollada por ellos... Por cierto, recuérdame que le pida las muletas a la Cotilla" -  - ¿Se ha hecho daño Andresito? - " No creo... ayer no me dijo nada... ¿Por qué?" - Por las muletas - "¡Aaaahhhh! jajajajajaja ¡Son para mí!"

Llevo observándola todo el día y no ha cojeado ni una sola vez. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Ay, que contenta estoy con mi santo patrón! ¡Mira cuantos cabos de velas he conseguido en las iglesias! No quiero que se quede a oscuras el patrón Bárcenas... ¡Y ha hecho un milagro!. Tengo los bolsillos llenos de céntimos de los cepillos. Estoy ansiosa por que llegue el domingo, seguro que, a cuenta del nuevo Papa, los fieles echarán más limosnas que antes... ¿Qué, comemos ya?

Después de comer, mientras bebíamos el café, la abuela le pidió las muletas a la Cotilla - ¿Piensas darme algo a cambio? es que no me llega la pensión a fin de mes... - ¡Egoísta! ¿Encima que te invito a comer todos los días, quieres cobrarme?" - ¿Para qué las quieres? - "¡No te importa!" - La discusión siguió mientras iban trasegando chinchón y acabó en cuanto les escondí la botella. - "¿Dónde está?" - La ha guardado la sosa de tu nieta. Supongo que la querrá para su ajuar jejejejeje.

Por la tarde, cuando la abuela salió de su cuarto echa un pimpollo para ir a El Funeral, se apoyaba en las muletas de la Cotilla. Esa mañana había pasado por la tienda del señor Li y se había enamorado de unos taconazos de vértigo. Nunca los había llevado tan altos. Por eso pidió las muletas  a la vecina, para no caerse de semejante altura y romperse las caderas. -¡Así no puedes ir! - "Andresito me espera abajo con el coche" - ¡Quitatelos para bajar la escalera! - "Tengo que practicar" - Me voy a quedar sin abuela. - "Y tu sin herencia por no darme un biznieto... Hale, ponte a practicar mientras yo estoy fuera" - ¿Con quién? - "Ay, hija. No querrás que lo ponga yo todo"

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