jueves, 7 de marzo de 2013

Tras sus dos sonoros fracasos sentimentales, Pascualita está hecha un manojo de nervios. Se pasa el día saltando, arriba y abajo, en el "acuario" y lo pone todo perdido de agua. Arranca las plantitas del fondo y las tira al suelo. Esta mañana he patinado con una de ella y no me he caído porque me ha dado tiempo a agarrarme a la mesa del comedor. Tendré que ir a la playa a llenar más garrafas de agua pero, como le he dicho a la abuela, esto no puede seguir así.

A la hora del desayuno no ha hecho falta que la abuela la cogiera para hablarle de sus cosas. Pascualita, impulsada por su cola, ha saltado hasta la mesa. El porrazo ha sido fuerte y ha quedado algo conmocionada pero, en cuanto se ha rehecho, le ha vuelto la inquietud al cuerpo. La única manera que ha descubierto la abuela para tranquilizarla ha sido dándole de comer. ¡¿Cómo puede un bicho tan pequeño tragar tanto?! Su tripa a ido aumentando a ojos vista - Para, abuela, que explotará. - Pero no me ha hecho caso. Le duele ver a su amiga echa un basilisco por culpa de los donjuanes de turno. - Eran unos juguetes baratos. No valen ni el trabajo de hablar de ellos. - "¡Eres insensible a las cosas del corazón!"- La solución sería encontrar un sireno... como si fuera tan fácil.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! ¿Hablábais de serenos? Yo conocí a uno, allá por los años cuarenta del siglo pasado, que estaba de muy buen ver y el puñetero lo sabía. Tenía encandiladas a las mujeres del barrio. Rondaba todas la noches, cargados con el chuzo y las llaves. Eso sí, daba gloria verle con el uniforme, parecía un capitán general... - "¡Sin chorreras! Ya me acuerdo del tal Benigno. ¡Menudo era! A mi me tenía loquita" - Jajajajajaja ¡y que lo digas! Buenos ratos se pasaba en tu casa, puñetera! jajajajaja - ¡Abuela! ¿También engañaste al abuelito con un sereno? - "Era la moda de entonces" - ¿No te da vergüenza? - "Si entonces no me daba, no me dará ahora jejejejejejeje" - Que sosa es tu nieta. No sé a quién ha salido. - "A quién va a ser. A su abuelito... ¿Te los imaginas a los dos juntos? jajajajaja" - ¡Sí! La alegría de la huerta jajajajaja -

Un ruido nos alertó. Corrí al comedor cerrando la puerta tras de mí. Pascualita, frenética, tiraba el agua al suelo - ¡Para, desgraciada! - Antes de que pudiera cogerla sacó sus dientecitos de tiburón a pasear y me frenó en seco. ¿Por qué sacaba el agua del "acuario? ¿Quería suicidarse? Contra eso yo tenía un remedio: el chinchón pero, cuando se lo acerqué me escupió aunque no me acertó.

La abuela entró llevando algo en la mano y me mandó salir para mantener a raya a la Cotilla. Al cabo de un momento se reunió con nosotras. - ¿No habías ido a por la botella de chinchón? - se quejó la vecina. - "¡Que cabeza tengo!" - dijo y me mandó a mí. El "acuario" estaba tranquilo y movida por la curiosidad me acerqué a ver por qué. Sentada sobre la arena del fondo Pascualita se estaba comiendo, tranquilamente, un buen trozo de chorizo. Al volver a la salita la abuela me hizo una seña y yo le contesté, haciendo la señal de OK: - Sin novedad en el frente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario