martes, 30 de julio de 2013

Mientras la abuela trastea en la cocina no para de hablar con Pascualita - "... si le añades esta picada de avellanas y albahaca a la ensalada de tomate, bien aliñado con aceite de oliva... ¿Tenéis aceite de oliva en tu hábitat?... Algo habrá con tanto barco hundido como hay por allí. Buscas en las ánforas que llevaban los más antiguos y seguro que encuentras... ¿Y vinagre?... ¡Menuda despensa hay allí abajo! Pues todo esto lo mezclas bien con el tomate y está riquísimo" - ¿No crees que quedará un poco aguada? recuérdale que no le eche sal, que con la que hay en el mar hay suficiente jajajajaja - "¿Crees que es tonta? ¡No le hagas caso, Pascualita, que tu serás mejor ama de casa que la inútil ésta" - ¿No has pensado que quizás allí manden las hembras? ¡Ya me dirás de qué le van a servir tus consejos de La perfecta casada jajajajajajaja

Pascualita se sentó sobre Pepe y nos miró como quien asiste a un partido de tenis, moviendo la cabeza de una a otra. - "¡Mejor me lo pones! así sabrá lo que manda" - Pues como ponga al pobre sireno de turno a hacer una ensalada bajo toneladas de agua de mar ¡y le salga bien! le darán 24 estrellas Michelin jajajajaja - "Estás muy graciosa hoy. ¿No tienes nada que hacer? ¡¡¡Largo de aquí!!!" - Al oír el grito de la abuela, la sirena saltó a la pecera y yo me puse las gafas de sol a la velocidad del rayo. Pascualita salió como una flecha y soltó el chorrito de agua envenenada... - ¡AvemariapurísimaaaaaaaaaAaaaaayyyyyyyy! - ¡Uf! de buena me había librado... pero no la vecina ¡En todo el ojo le dio la jodía de la sardina con pelo-alga germanizado! Lo que me costó no reírme... - ¡¡¡¿Qué le he echo a éste hombre, si acabo de entrar?!!! - "¿De qué habla?" - me preguntó la abuela - Del abuelito - "¡La madre que la parió!... Ahí te quedas con ella que me da la risa y no está bien que me ría de mi amiga jejejejejejeje. Además, tengo que llevarle más croquetas a Blas que estos días, con tanto político corrupto entrando en la cárcel, no da abasto a venderlas"

Mientras la vecina seguía saltando, gritando, llorando y dando vueltas al rededor de la mesa del comedor, me senté a ver la tele. Al rato pregunté ¿Quiére una copita de chinchóóóóóónnnn? - Y fue mano de santo. La Cotilla se sentó en el sofá, con un ojo que daba miedo vérselo y una copa en la mano para que se la llenara. Estuvimos un buen rato en silencio, paladeando el licor y luego dijo: - Habría que meter burros en la Sierra de Tramuntana para que se comieran la maleza y dejaran limpios los montes" - La miré estupefacta - ¡¿Mande?! - Ella siguió a lo suyo: - En bañador, o sin él, para que supieran lo que siente un árbol cuando se quema... - ¿Burros en bañador? Ya no le pongo ni una gota más, Cotilla - ¡Tanto recorte, tanto recorte! Les van a llamar Los tontos de la tijera. Y los del cola cao robando a mano armada ¿Te parece que no hay bastantes burros? ¡A limpiar los caminos forestales. Gratis, que ya se lo han cobrado por adelantado! - Pensé que tenía razón y brindamos por ello.

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