sábado, 20 de julio de 2013

No hay quién entienda a la abuela. Con el calor que hace hoy, tiene una actividad frenética desde que se ha levantado. Solo de verla, sudo.

Para desayunar hemos tenido ensaimadas - La edad se va notando ¿eh?... hoy no es domingo. - "¿Lo dices por las ensaimadas? ¡Come y disfruta ahora que tienes dientes!"

Ha ido y vuelto del mercado cargada con los avíos de la paella - ¿No serán para hoy? - "Pues sí. Hoy es hoy y mañana Dios dirá. Vendrán a comer nuestros amigos. Todos." - No es tu cumpleaños ni tu santo... ¿qué celebramos? ¿la despedida de soltera? - "Que estamos vivos ¿te parece poco?" - Vivos hemos estado todas las semanas anteriores y no has echo nada de todo ésto. - "Es que se ha ido Paquita y se me han revuelto las tripas. No hay que dejar para mañana lo que podamos hacer hoy" - ¿Y Pascualita? ¿Volverá hoy a su hábitat? - "¿Por qué? Ya estás confundiendo la velocidad con el tocino"

La paella estaba riquísima. Y la abuela espectacular. Se ha vestido como si fuese a ver al Rey: mini vestido de lentejuelas con los colores del arcoiris haciendo juego con su pelo, bien escotado atrás y delante. Zapatos de plataforma con un tacón de vértigo. Adornada con collares, pulseras y pendientes como un muestrario de bisutería fina. Y en su pecho, el broche con Pascualita como mascarón de proa con su pelambrera- alga alemana. Con todo este boato, ha llevado la paella de la cocina al comedor, sin caerse. Ha sido muy aplaudida.

La mesa estaba adornada como en Navidad. Y a su alrededor estaban Andresito, el Médico, Blas el parado, Bedulio el Municipal, el señor Li, la Cotilla (ella comió de pie y cuando le preguntaron por qué, dijo que era por una promesa la jodía) y nosotras dos. Todos íbamos de punta en blanco aunque ninguno igualábamos a la abuela. Andresito babeaba cuando la miraba.

A los postres sacamos el chinchón y brindamos por Paquita. Por su fuerza, su alegría, su valor y su recuerdo.

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