domingo, 7 de julio de 2013

Un día de playa.

Toda la casa huele a vinagre ¡menuda ensalada me ha tocado! A la abuela no se le ha ocurrido otra cosa que ir a la playa, a la una del mediodía, con Pascualita y la Momia. Se ha llevado una ensaladilla, una bota de vino y una caja de bombones de chocolate. Y aunque me he desgañitado diciéndole que no era el mejor menú para comer bajo un sol abrasador, me ha echo el mismo caso de siempre: ninguno.

Antes de subir al autobús se les ha añadido la Cotilla. Llevaba un taper con gambas cocidas que había recogido del contenedor del súper. Todo el barrio se ha enterado, porque lo ha dicho a voces para que sepamos que ella también come gambas a pesar de la birria de jubilación que le pagan.

Han vuelto a las ocho en un taxi y ahora el taxista me reclama la limpieza de la tapicería o me denunciará al juez Castro y se me va a caer el pelo.

 Rojas como tomates, ardiendo de insolación, con los labios abultados y temblando de frío... y con una salmonelosis que me tiene atufada todo la casa. Andresito y el Médico han venido en cuanto les he llamado... Me parece que a este paso, la abuela no se casa porque tiene a su novio con el alma en vilo a cuanta de su pobre madre, la Momia. Pero la tía es fuerte. A mi me da que los enterrará a todos antes de irse al otro mundo.

Mientras esperamos a la ambulancia, no paro de poner paños mojados en vinagre a las tres. Lo último que me ha dicho la Cotilla es que acompañe el vinagre con tomate, aceite y un poco de pan ¡Ni muriéndose se le va el hambre!. Pero este panorama aún es peor: la sirena está como una gamba a la plancha. Como si le hubiesen dado vuelta y vuelta en la parrilla. Lo malo es que, mientras toda ésta tropa esté en casa, no puedo hacer nada por ella. De momento está envuelta en un paño con vinagre y acostada sobre una toalla en la mesa de la cocina.

El Médico ha dado un respingo cuando la ha visto - ¿Qué es esto? - Una pequeña momia que me han traído de Egipto unos amigos que han estado allí. - ¿Que asco, no? ¿Y que clase de animal es? - Una lombriz de tierra que tiene 4.000 años. - Ya te podrían haber traído algo más bonito. - Que poca sensibilidad tienes con las antigüedades, hijo.

Al final se han ido y espero que se tiren unos días en el hospital. Ya nos veremos cuando vuelvan porque no pienso ir para que me tengan de recadera. La Cotilla y la Momia han discutido a cuenta de uno de los médicos. Las dos querían que las atendiera el guaperas. A la abuela le he visto la intención de sumarse a la petición pero, como estaba Andresito delante, con cara de pocos amigos, lo ha dejado correr.

Esta noche mi casa será como un faro que llama a los ladrones. La tendré abierta de par en par. ¡Menudos aromas! mientras, me pondré cómoda y tomaré las copitas de chinchón que no se han podido tomar la abuela, la Cotilla y la Momia... y si no las quiere, también las gotitas que suele tomar Pascualita. ¡Bendita tranquilidad!

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