jueves, 4 de julio de 2013

Viaje de aventuras.

Hay un poco de alboroto en casa por las cosas que están ocurriendo en Egipto, que ya me contarán qué tendrán que ver con nosotros pero la abuela está en un sin vivir y continuamente recuerda a Santa Teresa: - "Vivo sin vivir en mí..." - Menos mal que a Pascualita se lo cuenta todo y yo solo tengo que poner la oreja junto a la puerta de la cocina... digo yo de comprarme una de plástico y dejarla allí y así me entero de lo que hablan cuando no estoy. Iré a ver al señor Li para ver si tiene algo así en su tienda.

Mientras desayunaban, la abuela le contaba cosas a la sirena - "Tengo a Andresito medio convencido... Es que, ahora mismo, los viajes son mucho más baratos con el jaleo que tienen montado pero tengo un novio taaaaannnn pusilamine que me pone de los nervios. Por lo visto quiere que hagamos un viaje de Luna de Miel que tenga aventuras como nadar entre tiburones, ¡ya ves tú que tontería! Si cree que voy a meterme en el agua con esos bichos rondando por ahí, lo tiene claro. Que lo haga él, si quiere pero no antes de haber firmado un testamento que me haga heredera universal de todos sus bienes... No me extraña que te comas a los machos de pescado que te traemos, todos están cortados por el mismo patrón ¡¿Pero qué más aventura hay que meterse en medio de una revolución?! ... No, tampoco le acompañaría. Yo iría a ver las pirámides pero, eso sí, llevándome en el sostén el testamento firmado... Ahora que lo pienso... no sé si será una buena idea guardarlo allí porque... si me quieren violar... y según como esté el egipcio... Bueno, ya lo pensaré. ¡Pero no se decide el paniaguado de Andresito! ¿Y sabes por qué? jajajajajajajaja Te vas a reír cuando te lo diga ¡Tiene miedo de que lo violen a él! Ya le he dicho que, en estos casos, lo mejor es llevar los calzoncillos limpios"

No me ha quedado más remedio que entrar a desayunar porque, alguien tiene que ir a trabajar para mantener la casa. Estaba tomando mi cola cao y pan tostado con aceite, cuando algo ha saltado dentro de la taza y me ha puesto perdida. - "¿Qué has hecho, loca? (la "loca" era yo) ¿Cómo se te ocurre poner la leche tan caliente?" - Y mientras hablaba ha tirado el cola cao al fregadero y ha puesto algo entre sus manos. - ¿De qué tengo yo la culpa? ¡Me he quedado sin desayuno y aún no sé porqué! - "¡Has quemado a Pascualita!" - Como una centella, la sirena saltó de su mano y vino a caer junto a la mía que retiré, rápidamente, por precaución . ¡¡¡Esto qué es!!! - grité fuera de mi. Un duende maligno, con el pelo-algas teñido con los colores de la bandera alemana, reptaba hacia mi con la boca abierta de par en par y los dientes de tiburón dispuestos a morder. Me levanté, un segundo antes de que ella saltara sobre mí, por eso se dio un buen morrón contra el suelo. La abuela gritaba - ¡¡¡No se ha matado de milagro!!! ¿Tanto te cuesta que te muerda un poco? ¡Que cruz tengo contigo!

- !Avemariapurísimaaaaaa! ¿Qué te ha echo tu nieta? ¡Jopé! ¿qué tienes ahí? - "Nada. Es la pieza de mi broche..." - ¿Y esa bandera? ¿No me digas que es para hacerle la pelota a la Merkel?... Quien te ha visto y quien te ve? Te vendes a los capitalistas por un plato de lentejas... -  "Con chorizo" - Bueno... visto así... ¿Qué comemos hoy? - "Salchichas de Frankfurt, patatas hervidas y col agria" - ¡Puag! ¿lo dices en serio?... Pues me voy al comedor social a comer como Dios manda. - Allí he ido yo también pero, el café y el chinchón lo hemos tomado en casa mientras ¿mirábamos? el Tour espatarradas en las butacas y dejándonos llevar por el sopor de la siesta.
 

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