viernes, 16 de agosto de 2013

- ¡¡¡Abuela, Pascualita!!! ¿Dónde os habíais metido? - "¿Has sido tú quién ha montado este espectáculo?" - Lleváis perdidas un día entero y esta mañana, al ver que no habíais vuelto, he llamado al Municipal y han montado un dispositivo de búsqueda. - "Aún tengo la cara pringosa de los lametones que me ha dado el perro que nos ha encontrado... Aunque no hemos estado perdidas ni un momento" - ¿Cómo que no? Andresito estaba como loco pensando que te habías fugado con otro.  - "¡Que teatreros sois!" - Habernos llamado por teléfono. - "No tengo móvil" - Comprate uno. - "No quiero perder mi independencia" - Pues ¿a ver qué hacemos?

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¡Vaya, apareció la hija pródiga! ¿Te raptaron y has vivido una experiencia sexual? - "Que más quisiera yo.  Pero he vuelto con más dinero que cuando me fui jajajajajaja ¡Mirad ¡casi 30 euros!" - ¿De dónde lo has sacado? - "Salí a pasear con... (me miró) con quién ya sabes...? - ¿Un ligue? (preguntó la Cotilla) - "Nooooo. Y decidí ir a tomar un chocolate con ensaimada a la cuesta del Polvo..." - Huy, que sitio más erótico. - ¿Un chocolate con éste calor? ¿Y, quién ya sabes, también tomó? (dije, preocupada) - ¿Quién es ese? - "No lo conoces... Claro. (volvió a mirarme la abuela) Lo que como yo, lo come ella" - ¿¡Ella!?... Ahora sí que me he perdido... No sabía que te daba lo mismo carne que pescado. - ¡Ay, Cotilla, que hablamos de chocolate! - Yo sé lo que me digo. - "¿Sí? jajajajajaja El caso es que empecé a sudar a chorros y me refugié en el sitio más fresco que encontré..." - ¡Para pillar una pulmonía! - "La iglesia de San Miguel..." - ¿Te llevaste el ligue a la iglesia? ¡Huy, como se entere el Papa Paco! - "Metí a quién tú sabes (volvió a mirarme) en la pila del agua bendita para que se refrescara ¡unos segundos, solo! No te alteres (me dijo al ver mi cara de susto) - ¡¿Ibas con una niña?! ¡Eres una degenerada! - ¡Ay, calle ya, coñe! - "Me senté en un banco, cerca de la puerta y me quedé dormida hasta esta mañana que me ha despertado un perro" - ¿Y has sacado el dinero del cepillo, mala amiga? ¡Ese es mi trabajo! - "¡Qué va! Estaba dentro de mis zapatos. Los feligreses pensarían que era una pedigüeña, cansadísima, y fueron echando limosnas" - ¡Que potra tienes!... Esta noche me quedaré a dormir yo... ¿Y qué ha pasado con la niña? - "¿Qué niña?" - ¡La que te ligaste, tía guarra! - A la abuela y a mi se nos pintó una sonrisa en la cara - "Está durmiendo, plácidamente, después del traguito de chinchón que le he dado" - ¡¿A la niña?! ¡¡¡Te voy a denunciar!!! Sus padres la estarán buscando y me darán una buena recompensa por delatarte. - Dijo mientras salía, a paso de carga por el pasillo camino de la puerta de la calle - "Cotilla ¿no quieres un chinchón?!" - La vecina dio media vuelta, se tragó el licor de un golpe y volvió sobre sus pasos. - Menudo puro te va a caer ¡corruptora de menores! - "Haré paella" - ¡Estaré aquí como un clavo! - Y cerró la puerta de un golpe.

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