jueves, 8 de agosto de 2013

Andresito se ha presentado en casa ésta mañana, a una hora inusual para él. La abuela acababa de levantarse y le recibió con las greñas multicolor desparramadas por su cabeza, los ojos legañosos ribeteados de rímel corrido, la dentadura olvidada en el vaso de agua en la mesilla de noche y el pobre hombre palideció. -  "¿Qué pasa. Te asustas? Pues vete haciendo a la idea de que esto será lo que veas cada mañana al despertarte cuando nos casemos, mi amor"

Pascualita, acostumbrada a desayunar con nosotras, ya había saltado de la pila bautismal y nos esperaba sentada sobre el azucarero. Cuando vio a Andresito se desconcertó... igual que me pasó a mi. Porque, aunque el hombre no tardaría en convertirse en mi abuelo (una duda pasó por mi mente al recordar la cara de pánico que se le puso al ver aparecer a la abuela) ¿era conveniente que supiera de la existencia de la sirena antes de la boda?

Con toda naturalidad levanté la tapa del azucarero con Pascualita encima y se lo acerqué a Andresito - Gracias, nena, pero tomo sacarina - ¡Fantástico! no se había dado cuenta de nada. Pero cuando empezamos a comer, la abuela, como siempre hacía, le dio al monstruito trozos de pan con tomate y yo le acerqué, varias veces, cucharaditas de cola cao aunque, para disimular, también se las di a Pepe, solo que éste no se lo bebió. Andresito no nos quitaba ojo. Luego empezó a carraspear y a pasarse el dedo por el cuello de la camisa como si le apretara - "¿Estás incómodo?" - Eh... pues sí... No me parece bien el poco respeto que demostráis por los muertos... Ni tampoco creo que su sitio esté en la mesa de la cocina. Lo siento, pero nunca había visto nada tan macabro... - "¡Pero si es Pepe, hombre!" - ¿Y el otro? - "¿Qué otro?... ¡Ah, eso! (había seguido la mirada de su novio posándose en Pascualita) Eso... es un tagamochi que me regaló el señor Li... bueno, a mí no, a mi nieta (corrigió en seguida al recordar lo celoso que Andresito estaba del chino)" - ¡¡¡Sí!!! (grité como una pánfila) ¿No es una monada? ... ¿Quieres tocarlo? - Por la cara de asco que puso, supe que no y respiré aliviada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaa! ¡¡¡Andresito, guapo!!! ¿qué haces aquí a éstas horas? (dijo, amorosa, la Cotilla) - Eso le pregunto yo a usted todos los días y aún no sé la respuesta (le dije, picada) - ¡Menuda la que te espera con esta nieta postiza que te viene con el lote ¡No sabes la cruz que te va a caer encima! - "Eso me gustaría saber a mí ¿A qué has venido tan pronto?" - A enseñarte un tebeo de coches que he recibido de Suiza. Ya sabes cuánto me gustan... pero con tanta sorpresa se me había olvidado. - ¿Ha habido sorpresas y no me decís nada? (preguntó, quejosa, la Cotilla. Y de un manotazo le arrancó a Andresito un tebeo de tapas duras que iba a enseñarnos. Antes de que reaccionara, se lo arrebaté yo y pregunté - ¿De quién es? - De Pau. Ya sabéis que dibujando, es un crac. Me encanta - La Cotilla volvió a la carga y me lo quitó. Lo ojeó rápidamente - ¿Por qué no se entiende? - Lo han editado en Suiza y está escrito en francés ¡cuidado, por favor! - La abuela hizo valer su autoridad extendiendo la mano ante su amiga, que le entregó el tebeo a regañadientes -  "A ver:  ZE JACKY TOUCH. ¡menudo título! ¡Nena, saca el chinchón que hay que brindar por Pau! - ¿A éstas horas?... (protestó, debilmente, Andresito) - "¡Por Pau y sus trabajos, a éstas horas y a las que sean! ¡Y no veas cuando lo editen en español! ¡¡¡Salud, artista!!! - gritamos, mientras yo puse una gota de chinchón en la boca de Pascualita, que la lamió feliz.

No hay comentarios:

Publicar un comentario