martes, 27 de agosto de 2013

La Momia no para de llamar a la abuela para comentar detalles de la boda. - ¡Tiene que ser, ya! (le urge) porque he encargado un vestido a la casa Dios y no quiero que pase de moda. - Me he llevado las manos a la cabeza - ¡Abuela. Yo no podré ir a la boda. Mi vestido es de rebajas! - "¿Y qué más da? Te pongas lo que te pongas, no te luce" - ¡Que rácana es tu nieta! Yo me he pagado el mío a tocateja... El señor Li me ha echo un descuento... pero porque ha querido... - ¿Va a ser la madrina con un vestido de los chinos? (le eché en cara) - ¡Claro! pero le quitaré la etiqueta y le pegaré una de YSL... Las venden a 0,50 céntimos.

Andresito anda mustio. Parece que, en lugar de su boda, esté organizando su funeral... Y, quién sabe, porque como la abuela se entere de la juerguecita de Londres, mal futuro le veo a mi, casi, abuelito. Voy a hacer todo lo que esté en mi mano para que no la palme hasta después de casado, así la Torre del Paseo Marítimo pasará a ser de la abuela y de rebote, mía... ¿o de Pascualita?... o, peor aún ¿de la Cotilla? ¡Maldita sea! Al final tendré que acercarme al Médico con muy malas intenciones.

Ya han elegido las invitaciones. En realidad, las ha elegido la abuela, Andresito se ha limitado a pagar y poner cara de póker porque no le gustan nada. El quería que fueran de suave pergamino, con letras doradas y no. Es un cartón pintarrajeado por  un muralista callejero. Eso sí, tiene mucho colorido y el texto hay que adivinarlo entre las capas de pintura. Es muy original pero, como la mayoría de invitados, son de la 4ª edad, no sé si todos vendrán el mismo día, a la misma iglesia y al mismo restaurante o irán llegando a medida que traduzcan "el jeroglífico escondido" y eso puede durar un mes . Esto altera bastante a Andresito pero no a la abuela que dice que así será una boda con morbo.

Ahora está tejiendo una funda para el termo de los chinos. Le pone los colores de la bandera gay. Y piensa llevarla colgada del cuello, con la tapa abierta para que Pascualita no se pierda la ceremonia. También ha tejido una red en la que irá Pepe. La llevaré yo porque la Cotilla se ha negado y ha tenido una buena trifulca con la abuela que quería, que la cabeza jibarizada, lo "viera" todo desde el altar, pero la vecina ha dicho que ella será la madrina y por lo tanto, no puede llevar un cadáver colgado del brazo.

Se presentan días de mucho trajín. Hay que hacer la lista de invitados, escribir los sobres de las invitaciones, mandarlas. Luego están las pruebas finales de los trajes, ir a probar el menú de la boda, pensar en los arreglos florales, etc etc... Por eso nos hemos tomado un chinchón on the rocs cada una y estamos más anchas que largas, dormitando frente al televisor... mientras los ciclistas se dejan los riñones en las cuestas... uf... que sueño tan rico...

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