sábado, 28 de septiembre de 2013

A la Cotilla le ha faltado tiempo para ir a contarle a Andresito los ataques que sufre su novia por parte de su primer marido. Y él a venido raudo a casa... pero no ha entrado. - "¿Por qué no pasas?" - Si ha sido capaz de hacerte esto a ti, que no me hará a mí.- La abuela puso cara de no saber de qué hablaba porque, realmente, no lo sabía. - Hablo de tu primer marido... ¡Madre mía, como te ha puesto! - "¡Cuando coja a la Cotilla le voy a poner las peras a cuarto!"

Por más que la abuela insistió, Andresito no entró. Quería que se fuera con él. A su casa. A salvo del mal genio del abuelito ¡Menuda fama se estaba ganando el pobre después de la tira de años que hace que se lo cargaron! Estas cosas me dan rabia y tengo que morderme la lengua para no contar lo que sé, sobre todo para no quedarnos sin la Torre del Paseo Marítimo. Total, el abuelito ya no está y la Torre tiene unas vistas a la bahía que bien valen que tenga la boca cerrada.

Está ocurriendo un extraño fenómeno. A pesar de que tenemos a Pascualita haciendo un estricto régimen de comidas... sigue engordando. ¿Qué le ocurrirá a su metabolismo? ¿Quizás no sea como el nuestro y cuanta menos comida coma, más engorda? Me gustaría hablar de esto con un veterinario de peces... Buscaré por internet a ver si encuentro una explicación.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - "¡A ti quería verte, lengua larga!" - ¿Me echabas de menos? - Mientras discutían, la abuela iba y venía de la cocina porque tenía la sartén al fuego. Una de las veces fui tras ella para beber un vaso de agua y ... ¡¡¡La pillé!!! Ya no necesitaba ni veterinario, ni internet, ni nada de nada. Pillé a la abuela con las manos en la masa ¡dándole trocitos de jamón serrano a la sirena! Con razón ya no nos atacaba y seguía engordando como un cerdo - ¡Ajá! ¡Te pillé! - "¡Que susto me has dado!... eh, eh... eh... le he dado un trocito muy pequeño... y no grites que no hay para tanto" - ¡Habíamos quedado ... - "¡Ya sé como habíamos quedado pero... me da penita la pobre"... ¿Penita? Pues se queda sin boda. - "Además estoy harta de sus mordiscos. Me duele todo" - Pascualita se asomó al oírnos discutir. ¿Supo que hablábamos de ella y de su régimen? 

Se sumergió y apareció de nuevo con los carrillos inflados, llenos de agua venenosa. En el momento que me escupió, me agaché y le dio de lleno en el ojo a la Cotilla que entraba a ver de qué hablábamos.  

Hemos comido solas mientras la vecina duerme la mona en el sofá. Da grima verle el ojo pero le ha pasado por meter las narices en conversaciones ajenas... La abuela ha hecho sopas mallorquinas...y cuando duerma la siesta le daré un poco a Pascualita, que se que le gustan. Estoy harta de sus delirios en los que nos confunde, a la abuela y a mí, con exquisitos manjares.

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