sábado, 12 de octubre de 2013

La abuela encontró la buvucela que compró cuando la Selección española de fútbol jugó el mundial en Sudáfrica y Shakira movió tan bien las caderas que dejó a Piqué enredado en ellas. Antes de salir hacia el campo del Mallorca, estuvo ensayando en casa el sonido del dichoso invento africano. Me suena a vaca loca buscando toro exaltado. ¡Que escandalera! Pascualita se escondió bajó las algas del fondo de la pila bautismal para no oírla.

La Selección jugaba en Palma y el campo se llenó, tal como pude ver en televisión. Por esto dice el ministro Montoro que estamos recuperándonos de la crisis. Me dormí cuando aún estaban 0 a 0. Pensé que la cosa acabaría así y la abuela tiraría la dichosa trompeta al primer contenedor que encontrara... Pero no lo hizo. Entró en casa, sigilosamente. Se acercó a mi cama y poniendo la buvucela pegadita a mi oído, sopló con todas sus fuerzas mientras gritaba - "¡¡¡Oé, oé, oé, oé!!! ¡¡¡Hemos ganadoooooooo!!! ¡¡¡Campeones, campeones, oé, oé, oé!!!" -

Aún me duran el susto y la sordera. ¡ A punto estuve de colgarme de la lámpara! Salí corriendo sin saber qué me pasaba y metí la cabeza en la pila bautismal, queriendo esconderme como la sirena. Casi en seguida escuché una voz familiar - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué está pasando? ¡He llamado al Municipal para que os defienda!

Bedulio llegó sin mucho ánimo. No hubiese entrado si la Cotilla no le hubiese cogido del brazo. - ¡Entra, hombre, que eres la autoridad! - ¿Qué... qué ha pasado? - ¡He oído un ruido ensordecedor! Como si aquí hubiera una vaca en celo. - ¿Ha bebido?... ¿Seguro que aquí hay una vaca? - "¿Quién ha dicho eso" - Su vecina. - No. He dicho que parecía... - ¿Entonces hay vaca o no? - "Bedulio, hijo, estás en tu casa. Entra y míralo tú mismo jajajajajajaja ¡Hemos ganado, tío! ¡Somos los mejores" - ¿Ha probado el chinchón, verdad? - "Siiiiiiiiiiiiiiiiii... ¿Quiéres un poco?" - ¡Yo sí! (dijo la Cotilla)

De pronto me di cuenta de que mis pulmones no aguantaban más y saqué la cabeza del agua. Mareada, me senté junto a Pepe - Todavía me tiemblan las piernas (le dije) Creo que denunciaré a mi abuela por intento de asesinato... ¡Por poco me da un infarto! ¿Crees que haría bien denunciándola?... Si la meten en la cárcel tendré que cocinar yo... No me compensa pero me va a oír.

La luz de la cocina se encendió. el Municipal me miraba espantado - ¿Cón... con quién hablas? - tartamudeó - Con Pepe. - ¿Con ese muerto?... (empezó a jadear mientras palidecía) ¿Por qué... por qué tienes el pelo... chorreando? - Me ha tirado un cubo de agua jejejejeje... es un guasón. - ¿Quién, "eso"? (señaló con un dedo al jibarizado)- Iba a contestar cuando un chorrito de agua envenenada entró en mi ojo y grité, corrí salté y lloré como una posesa. A Pascualita no le gusta que la despierten de sopetón, como había hecho yo al meter la cabeza en su pila  ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!! ¡Maldito bicho rencoroso!

El primero que salió pitando de casa fue el Municipal, seguido de cerca de la Cotilla que subió las escaleras de dos en dos, hasta llegar a su piso. Cuando pasé, dolorida, hacia el comedor para tomar una copa de chinchón, oí los ronquidos de la abuela.

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