miércoles, 20 de noviembre de 2013

En la entrada de casa hay un charco de agua, el cubo de fregar y la fregona. Si alguien llega de la calle con el paraguas chorreando, ya sabe lo que le toca. El charco de agua lo he hecho yo... ¿qué por qué no lo he fregado?... ¿Para qué está la abuela?

Se me había olvidado que, además de la fregona, la escoba también tiene palo y la abuela acaba de romperlo en mis riñones - ¡¡¡Aaaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy!!! ¡Te demandaré por nieticidio! - ¡¿Tú quieres comer, tener la ropa limpia, el desayuno en la mesa, etc. etc.?! ¡Pues a fregar la entrada!

Acababa de hacerlo cuando ha entrado la Cotilla, cargada como una burra. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! - ¡Eh! no me pise lo fregado. - ¿Tu nieta tiene paludismo mental? (preguntó, asombrada, a la abuela) - "No. Lo que tiene es contusión lumbar grave y repetitiva como no se espabile... ¿Qué es eso que traes?" - ¡Una joya! - Será un joyón. Es tan grande como usted. - Vengo del barrio pudiente. - "¿Huele mal?" - Pudiente, de poderío, de bolsillos llenos, de haber oído ecos de crisis sin que la crisis se acercara por allí... - ¡Vale! lo hemos entendido. De riquísimos, vaya... ¿No podía haber cogido una joya más discreta? - Era lo que había en el contenedor de basura. - "Si lo han tirado es porque es un trasto" - Puede que sí, pero lo que para ellos es un trasto, para mi es un tesoro... ¡Mirad. Un violonchelo! - ¡La madre de Dios! ¿Qué va a hacer con esto? ¿Venderlo al peso?

- Mientras me tomo el chinchón que me vas a poner (dijo mirándome fijamente) os diré que voy a cumplir la ilusión de mi vida: ser violonchelista.- "¿Y desde cuando tienes esa ilusión? porque no me había enterado yo de esto" - Desde que escuché a Pau Casals. - "No recuerdo haber tenido un novio que se llamara así" - Este no me lo quitaste porque no tuvimos trato. - "Ya me extrañaba a mí"

Después de varios lingotazos, que compartimos todas, la Cotilla se sentó con el violonchelo entre las piernas dispuesta a tocar. La abuela había cogido a Pascualita y la tenía en la mano. Yo me recosté a su lado en el sofá y cerré los ojos para apreciar mejor la melodía. ¡Un cerdo chillando por su vida en día de matanza nos hizo saltar del siento! La Cotilla rascaba como una loca las cuerdas de aquel instrumento. - ¡Pare, pare! - Pero no me oía. Estaba poseída por el espíritu de Pau Casals y castigaba nuestros oídos con notas imposibles. La abuela se llevó a Pascualita que quería saltar a por la vecina con la dentadura de tiburón por delante y la metió en la pila bautismal. En seguida se metió en el barco hundido y lo tapó con algas. - ¡¡¡¡¿Por qué no has dejado que la ataque?!!! - A duras penas oímos el timbre. En la puerta estaba el Municipal, espantado por el ruido. - ¡¡¡Dicen los vecinos que aquí se está matando a alguien!!!

Entre los tres, tirando con fuerza del violonchelo, conseguimos arrancárselo de las manos. - ¿Qué pasa? - "Que nos han denunciado los vecinos" - ¿Qué habéis hecho? - Cuando le explicamos que la culpa era suya montó en cólera. - ¡País de incultos! - Sonseicientoseuros (dijo todo seguido el Municipal para que no resultara tan fuerte. - Por lo menos Bedulio aprovecha las clases de inglés. - dijo la Cotilla

Por supuesto el Municipal no salió de casa con la denuncia. El chinchón y las croquetas de la abuela hicieron el milagro. Cuando por fin se fue, le vimos dudar - "¿Qué pasa, Bedulio? - No sé... Estoy un... hip... poco despis... hip... tado. ¿A qué había... hip... venido yo aquíiiiiiii? jajajajaja


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