viernes, 29 de noviembre de 2013

Últimamente mi casa parece la plaza Mayor en hora punta. Cuando no está llena de vecinos, bomberos o geos, se llena de personajes con bata blanca que cuando les abres la puerta dicen ¡Sanidad! y se meten hasta el corral. - ¡Eh, oigan! ¿Qué quieren? - Tenemos que inspeccionar esta casa de arriba abajo hasta encontrar el bicho antidiluviano que ha mordido a unos pacíficos ciudadanos que vinieron de visita.

¿De qué hablaban ¿Hay un dinosario bajo mi cama? ¿Cuándo han venido los vecinos de visita? (la Cotilla no cuenta) - Llamaré al Municipal para que los detenga por allanamiento de morada. - Yo que usted no lo haría, forastera. Nos manda un juez. En esta casa hay "algo" muy perjudicial para la salud...

La abuela llegó del mercado cargada con el carrito de la compra y la nariz chorreando como un grifo abierto - "¡¿Por qué no me tocará la Primitiva?! ¡Quiero ir al Caribeeeeeeeeeeeee!" - Se calló al sentirse observada por ojos ajenos. - "¿Estos quienes son?" - La abuela y yo nos encerramos en la cocina y mientras nos tomábamos un café calentito, la puse al corriente. De repente, Pascualita saltó a la mesa. - "¡No puedes estar aquí!" - La cogió para devolverla al agua pero se fijó en la pequeña jaula que había traído la Cotilla unos días atrás. - ¡No la metas ahí que cogerá todos los males! - "Si la encuentran en la pila verán que es un animal acuático, en cambio en la jaula no sabrán qué es" - ¡Avemaríapurísimaaaaaaaaaa! ¿Y estos? - "Han venido por lo de los mordiscos" - ¿Ya les has dicho que a los fantasmas no se les ve? - "No. Para unos que tienen trabajo... Dejémosles que disfruten"

- Está el clero que no levanta cabeza - "¿Tampoco llegan a fin de mes?" - Debí hacerle caso a mi madre cuando me decía: En vez de trapichear ¡estudia!. Ahora los 200.000 euros sería míos porque no he discurrido rápido y se ha forrado. - "¿Quién? - El cura de Borja. - ¿Un niño pijo? -¡El pueblo del Ecce Homo desbaratado! El cura se ha llevado las ganancias de ese bodrio. - "¡No fastidies!"

Oímos voces sobresaltadas. Los de Sanidad acababan de descubrir a Pascualita. La pobre estaba tan asustadas que los amenazaba sacando su dentadura de tiburón a pasear. La abuela se enfrentó a ellos. - "¡Dejad al pajarito tranquilo!" - ¿Pajarito? Es raro... - "Es exótico. Como el Ecce Homo de Borja" - En cuanto sacó el tema se produjo una discusión. Unos estaban a favor, otros en contra y todos se soliviantaron cuando la Cotilla, bajando la voz en plan misterioso, contó la faena del cura. Mientras tanto llegó Andresito y la abuela vio el cielo abierto. Cogió a Pascualita y estrechándose provocativamente contra su novio, deslizó a la sirena en uno de los bolsillos de su pantalón. Los de Sanidad se daban codazos unos a otros ¡Mirad, mirad, a la vieja... jajajajajaja!

La abuela, cariñosa, hizo sentar a Andresito y le sirvió un café. Debió hacer un movimiento que espachurró a Pascualita y la pobre, que ya estaba nerviosa, no necesitó más excusa para clavar los dientes en las partes blandas de mi pobre futuro bisabuelito. - Los gritos y carreras, impropios de su edad, dejaron boquiabiertos a los sanitarios que, al reaccionar, les costó Dios y ayuda detenerle. Para entonces todo había aumentado de tamaño. No podía andar. Y los pantalones le quedaron tan estrechos que se le soltaron las costuras. No habían visto nada igual. Una pareja de sanitarios se recriminaron su vida sexual: - ¡Nunca te has puesto así conmigo! - ¡Ni tu te has rozado así conmigo! - La abuela, muy pancha, le comentó - "Son cosas que se aprenden con la edad, pipiolos"

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