martes, 31 de diciembre de 2013

Ha llegado carta de la abuela. Y no la ha traído el cartero sino un señor oscurito que hablaba raro. Al principio pensé que era un pedigüeño pero cuando he visto la letra de la abuela en el sobre que me enseñaba, me quedé en blanco ¿Quién sería este tío? ¿Habían secuestrado a mis abuelitos y me pedían rescate por ellos?... Pues lo iban a tener claro porque, con la crisis que tenemos, a buenas horas iba yo a abrir la cartera. ¡Que se los queden y haber que tiempo aguantan a la abuela!

El hombre insistía en darme la carta pero yo no estaba por la labor de cogerla hasta que, enfadado, me la metió en el bolsillo de la bata con malos modos - ¡Eh, oiga! ¿A que llamo al Municipal! - Entonces me hizo un corte de mangas en toda regla y se marchó jurando en arameo, escaleras abajo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Dónde va con la maleta? - A instalarme aquí. Es una tontería tener dos casas a medio habitar. Así que le he dicho a mi casero que dejo el piso. Ahora nos haremos compañía mutuamente. - ¿Pero... pero... pero...? - ¡No hay más que hablar! Sabía que te haría ilusión.

Ante hechos consumados ¿qué se puede hacer? ¿La mato o la mato? Entonces me acordé de la carta que tenía en el bolsillo y la leí. Venía de Egipto... - "He preferido mandártela por mensajero porque el correo es tan lento que volveremos nosotros antes de que la recibas ¡Y dale propina al hombre!" - ¡Anda! era un egipcio el que ha venido. ¿Y cómo iba a saberlo yo si no llevaba taparrabos? - ¿Te he dicho ya que eres tonta? (preguntó la Cotilla)

En la carta decía que habían visto las Pirámides: "Andresito quedó pasmado ante tanta grandiosidad y se le debió secar la lengua de tener la boca abierta porque, sin mirar, cogió el termo de los chinos y bebió un buen trago antes de salir corriendo como alma que lleva el diablo, dando saltos y alaridos, al rededor de la Gran Pirámide. Yo corrí tras él para arrancarle a Pascualita (este nombre no lo pronuncié delante de la Cotilla) de la lengua, que llevaba colgando. Como me era imposible darle alcance grité ¡al ladrón, al ladrón! e inmediatamente unos guardias, muy guapos por cierto, le hicieron un placaje a mi flamante marido y dio de bruces en la arena. Y le arranque la sirena y un trocito de lengua. Ahora no habla tan claro como antes... No sé si eso puede ser causa de divorcio. Tendré que mirarlo porque cuando nos casamos estaba entero"

- ¿Qué es lo que dice que le ha arrancado? - No se entiende muy bien la letra, Cotilla... ¿Quiere un chinchón? - Eso ni se pregunta. Por cierto ¿has comprado uvas para esta noche? Es que yo traigo unas que he encontrado en el contenedor de... - Mejor no me lo cuente. - ¿Estás contenta, verdad? ¡Año nuevo, vida nueva! ¿Quién nos iba a decir que íbamos a vivir juntas? jejejejejeje ¡Y lo que voy a ahorrarme en alquiler!

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