sábado, 4 de enero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Qué me han traído los Reyes Magos? - Aún no han llegado... ¿Qué quiere que le traigan si es usted más mala que un dolor?  Además no la van a encontrar. Irán a su casa, no ha la mía. - Pero ésta es como si fuese mía y ellos son Magos así que no tienen pérdida. - De "como suya" nada, monada. ¡MIA! que para eso estoy pagando la hipoteca. - A ver si vas a tener razón... Tendré que dormir arriba.  - Ya que va, quédese. - ¿Es que no has oído que van a subir la luz, alma de cántaro? ¿Cómo voy a pagarla con la miseria de pensión que me dan? - ¿Y yo? ¡Tiene la tele encendida todo el día! Eso es una pasta gansa.. - ¿Seguro que no han venido los Reyes?... Es que dice el Diario que a Madò Tropitja le han traído carbón ¡¡¡Unos cuantos sacos!!! Que mal habrá hecho las cosas la jodía... Si me trajesen a mí unos cuantos, podría encender el brasero.

Esta mujer siempre se está quejando pero hoy no quiero broncas. Estoy preocupada por lo que anunció la abuela, - Estoy segura de que trama algo contra el abuelito. - Poco puede hacerle porque lleva muchos años criando malvas. - Me refiero al nuevo. - Si quieres que no me líe cuando hablas, enuméralos: abuelito I y abuelito II - Se lo quiere cargar. Fíjese, ella organizó el viaje. Primero van al calor egipcio y a continuación al frío de la Antartida ¡cogerá una pulmonía mortal! - Lo que pasa es que, con la cantidad de pastillas azules que llevan, debió pensar que, para bajar las calenturas erótico-festivaleras, nada mejor que un paseo por zonas heladas. - ¿Usted cree?

- ¿Cómo va a cargárselo ahora que van a ser padres? - Ay, Cotilla, no diga eso. Me quedaré sin la Torre del Paseo Marítimo si tengo un tío chiquitín porque el heredero sería él... Deben haber encontrado la Fuente de la eterna juventud en medio del desierto? No encuentro otra explicación. - El timbre de la puerta sonó con apremio y yo escondí a Pepe dentro de la olla exprés. A esas horas solo podía ser el dichoso cartero. En cuanto abrí me plantó ante los ojos la copia de una antigua fotografía - ¡Aquí traigo la evidencia de que Pepe es mi tío bisabuelo! - Efectivamente, el hombre que aparecía en ella tenía un lunar en la barbilla. Tragué saliva. - He mirado con lupa esa señal y puedo decirle que, de lunar, nada. Es un pequeño zurcido que mi abuela le hizo después de que le mordiera P... estooooo... la polilla. - ¡No me lo creo! ¿dónde está?

Me empujó a un lado y entró a paso de carga hasta la cocina. De repente se me nubló la vista. Lo veía todo rojo. Teñido en sangre. Una sangre que bullía dentro de mi incitándome a tirarlo por el balcón. Pero en cuanto oí el pito de la olla exprés, se me congeló. - ¡¡¡Cotilla!!! ¿qué hace? - Portarme bien para que los Reyes me traigan algo y como te quejas de que no ayudo en casa... - Metí la olla bajo el grifo - ¡Que aún no está el caldo! No me extraña que te salga mal la comida. No tienes paciencia.

Cuando nos quedamos solas me tomé unas copitas de chinchón para que se me quitara el tembleque. La Cotilla, como no, me acompañó pero sin hablar. Se la veía concentrada. Pensé que saboreaba la bebida - Está bueno ¿verdad? - Calla... Estoy pensando.

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