lunes, 3 de febrero de 2014

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Vengo de ver a tú abuela y el criado, ese tan estirado que tiene, no me ha dejado entrar. - ¡Porque es muy listo! ¿Qué hace aquí a éstas horas? - ¿Qué horas? Ya está amaneciendo.- En la Conchinchina tal vez pero yo lo veo todo negro ¡Deme la llave de mi casa! - ¡Ni loca! Porque cuando te de un infarto no podremos entrar. - ¿Y por qué tiene que darme un infarto, vamos a ver? - Son cosas que pasan. - Pues yo no tengo la llave de su casa por si le pasa algo. - ¡Ni falta que hace! Si no me encuentro bien, ya bajaré aquí.

- ¿Qué se le ha perdido en casa de mi abuela? - Quería contarle una cosa de la que me he enterado - ¿Cómo no, Cotilla. Usted se entera de las cosas, incluso antes de que ocurran. - Es un don que Dios me ha dado... Y también para ver al mayordomo en calzoncillos jejejejeje - ¿Y lo ha visto? - ¡Que va! Es un mojigato. Ha salido en bata. - Bueno ¿qué espera para largarse? - ¡¿Ahora?! ¿Con éste frío? Anda, échate para allá y hazme sitio en la cama. - ¡¡¡Pero... pero... pero...!!! - Shiiiits.. calla, que tengo sueño.

La abuela me ha invitado a comer a su casa y en cuanto Geooooooooorge ha abierto la puerta he oído sus gritos - ¿Qué le pasa ésta vez? - La cara del mayordomo era un poema y se limitó a dejarme pasar. - "¡He estado a punto de vender mis ideales por un plato de lentejas!" - ¿Qué ideales? - "Había pensado que ahora soy rica, debería cambiar mi voto y dárselo al ... al...  al... PP" - ¡Caray! - "Estaba decidida, además Andresito me animaba: Hazlo, mujer, verás como no te pasa nada... Al final me dejé convencer y menos mal que aún falta mucho para las elecciones que si no ya lo habría hecho" - ¡Huy! te hubiese salido urticaria...¿Por eso gritas? Pues tienes a Geooorge contento.

- "Al final harán prospecciones en nuestro mar ¡Ya lo verás!" - Pero si han firmado que no. - "Los Pinochos de aquí, pero los gordos, los de Madrid, que ven dinerito en el horizonte, ya empiezan a enseñar la patita ¡Y yo pensaba votarles!" -  ¿Quién lo dice? - "¡El Ministro de la luz!" - ¡Estamos apañados! - De repente algo saltó a mi cabeza y me agarró del pelo - ¡Abuela, deja de gritar y quitame a Pascualita de encimaaaaaa! - Afortunadamente me escapé con algún tirón de pelo sin importancia. Entonces entró Geooooooooooorge y pensando que la abuela y yo nos estábamos peleando, por los gritos que dábamos, se interpuso entre nosotras al grito imperativo de ¡¡¡Sorry!!! y nos empujó a ambas.

La abuela, intentando sujetarse para no caer, abrió la mano y con ello la caja de los truenos porque Pascualita saltó a la nariz del pobre inglés que, en su vida se había encontrado con una fiera igual. En un momento le dejó la cara hecha un Cristo y encima tuvimos que arrancarle a la sirena con el consiguiente desgarro. La abuela y yo presenciamos los saltos, los gritos, las lágrimas y las carreras del mayordomo, sentadas en el sofá. Cuando, agotado, pudimos hacernos con él le dimos una buena dosis de chinchón y ahora duerme plácidamente, sobre la mullida alfombra persa. Hasta ahora nunca habíamos acostado a nadie sobre algo tan caro.


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