viernes, 28 de febrero de 2014

La abuela ha venido a casa preguntando por la Cotilla en lugar de por Pascualita. - No la he visto. Estará de "limpieza" en las iglesias... ¿Quiéres desayunar? - "¿Tienes de esa coca que trajo a casa?" - No. Como ahora vive en TU casa, aquí no trae nada. - "Tengo que pedirle la receta. Fue alucinante" - Quedaba un trozo y la mujer de Blas lo tiró diciendo que estaba endemoniado - "¿Lo tiró? ¡Me va a oir!"

Se ha quedado toda la mañana plantada delante del televisor y ni siquiera se ha acercado a la pila bautismal. Pascualita saltó a la mesa de la cocina y de allí al suelo donde se puso a reptar camino del la salita. - Abuela, tu amiga viene a verte - "¡Ya era hora, Cotilla!" - Me refiero a la sirena.

Cerca del mediodía oímos el clásico - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - La Cotilla se quedó clavada en el sitio cuando vio a la abuela - ¿Viene a pegarme? - Si yo fuese ella lo haría pero, no sé. Está muy rara. -"¡Ya era hora! Dame la receta y me iré" - ¡Para recetas estoy yo! ¡Otra vez nos han contado milongas y nos las hemos creído! ¡Pinochos, más que Pinochos! - "¿De qué hablas?" - ¡Que bonicos iban en las manifestaciones azules del otro día! Codo con codo con el populacho. ¡Claro, se acercan las elecciones! ¡¡¡No queremos prospecciones!!! decían las pancartas. Encima  debían sentirse bajo palio. Y en cuanto van a los Madriles les entra la amnesia y besan por donde pisa el Pinocho Mayor. - "¿Ya te has desahogado? ¡Pues dame la dichosa receta de una vez!"

¿De qué receta me habla? - De la coca con marihuana. - ¡Con lo que tenemos encima y ésta me habla de cocas! ¡Ladrones! Eso es lo que son ¡Ladrones! ¡Que nos devuelvan el céntimo sanitario! ¿En qué bolsillos se ha perdido? - La Cotilla estaba desatada, gritando como una energúmena - ¡¡¡Cállese que  nos van a denunciar los vecinos!!! - ¿A mí que nunca he tocado un céntimo de los contribuyentes? - Cotillaaaaaaaaaaa, que nos conocemooooooos. - ¡Estoy tan nerviosa que se me ha olvidado tirar esto a la basura! - ¿Qué es? - Lo he encontrado en la calle pero no vale nada. Es tierra... - Estuvo cinco minutos fuera y de repente resonó una explosión debajo de casa que rompió los cristales e hizo temblar el edificio. Al asomarnos al balcón vimos al señor Li y a los empleados de todas las tiendas chinas de la calle, mirando hacia arriba - ¡¿Qué ha pasado?! (le pregunté) - Señaló el árbol de nuestra acera y gritó: - Señola Cotilla quedal como gallo de Molón... sin plumas.

Les costó trabajo a los bomberos bajarla de allí. Estaba chamuscada y semidesnuda... Eso le importó poco porque el bombero que la sujetó estaba buenísimo - ¡Es uno del... calendario! - dijo con voz cascada - ¡Que suerte... he tenido! - ¿Qué hacía usted con explosivos? - ¡Nena, baja el chinchón!


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