sábado, 15 de marzo de 2014

Estoy desesperada porque la Cotilla, al paso que vamos, acabará viviendo en mi casa. Pero me defenderé como gato panza arriba. ¡Nadie tomará mi castillo! y menos la vecina. Ahora le ha dado por llorar cuando me ve. ¡Que vaya a llorarle a los propietarios de su casa! Claro que a esos, una vez que han olido dinero fresco, no les conmueve nada.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! Te traigo una caja de gambas que acababan de meter en el contenedor del súper. - ¿Me está chantajeando? ¿con gambas? Acuérdese de lo enfermos que se pusieron mi jefe y su mujer la noche que las comimos en la Torre del Paseo Marítimo. - Estas son de hoy. - ¡Se me ha ocurrido una idea! ¿Por qué no se las regala a sus caseros? Con un poco de suerte se le arregla el problema. - ¡Tienes razón! Y si le añado un poco de un mejunje que yo me sé, me quedo en mi casa para los restos. - ¡¿Lo ve como pensando un poco se encuentran soluciones?!

La abuela entró mientras celebrábamos con chinchón mi estupenda idea. - "No me acaba de convencer... ¿Y si no sale bien? Esta gente te denunciará." - ¿A mí, por qué? Tendrían que denunciar al súper por tirar mercancía en mal estado... - "¡Por eso la tiran, mujer!" - Desde luego, abuela, te has convertido en una burguesa de tomo y lomo. Y en muy poco tiempo. - "Será por la psicosis carcelera que tengo. Últimamente están juzgando y encarcelando a un montón de amigos de Andresito" - ¿El también es corrupto? - "No lo creo... aunque hay dinero en varias cajas de cola cao en lo alto de la despensa" - ¿Y por qué están ahí? - "Dice que para tener dinero suelto en casa por si ocurre algo" - Ah, bueno. Será calderilla. - "No. Billetes de 500 euros, bien colocados y apretados" - ¡Jopé! Eso tiene peligro. - Dame unos cuantos y yo los "lavaré (soltó la vecina) - "¡He dicho de 500, Cotilla! Te pillarían en seguida"

A la hora de comer la Cotilla ya había entregado la caja de gambas. Ahora solo teníamos que esperar a ver qué pasaba... Y contra todo pronóstico, se fue poniendo cada vez más nerviosa. - "Mujer, parece que es la primera vez que haces una cosa así. Acuérdate de mi primer marido" - No es eso...es que me molesta un oído ¿qué hago si me quedo sorda? - Se compra una tropetilla jejejejejeje - ¡Qué cruz tienes con ésta inútil!

Después del café y los chinchones, se quedó frita y decidí divertirme a su costa. Acerqué a Pascualita al oído que le molestaba y dejé que lo trasteara. Metió su manita dentro y rebuscó - ¡Va a sacar más cera que la que arde en una iglesia! jajajajajaja - "Se la guardaremos para que alumbre el altar de su héroe Luis Bárcenas" - La sirena empezó a sacar cosas: medio palito para las orejas, un trocito de pan con sobrasada, la pluma de un pájaro (a medida que ahondaba en la oreja, más grande era lo que encontraba) tres cerillas de madera, un anillo de plata ("¡mi anillo!" gritó la abuela), un soldadito de plomo al que se le había ido el color ("Se lo regalaron cuando era pequeña. Le hará ilusión recuperarlo") finalmente salió una cucaracha viva - ¡Ah, que asco! ¡¡¡Noooooooo, Pascualitaaaaaaaaaa!!! - Los dientes de tiburón de la sirena salieron a pasear amenazantes y no pudimos impedir que se comiera al insecto con sus consiguientes creck, creck que nos pusieron los pelos de punta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario