domingo, 23 de marzo de 2014

Gruesos lagrimones corrían por las ajadas mejillas, sin maquillar, de la abuela. Gota a gota, caían en su café con leche y al ratito exclamó - "¡Niña, este café está frío!" - Pues llora después de desayunar. - "¡Lloro cuando me da la gana, que para eso tengo un marido rico!"

Ni siquiera se dio cuenta cuando Pascualita se comió más de media ensaimada suya ¡ - "¿Hay oferta de medias ensaimadas en tu barrio proletario? Pues si que están mal las cosas". - Ha sido... - "¿Ha sido la crisis? Estoy harta de oír ésta palabra... No puedo dejar de pensar que tiene la culpa de que se llevaran a mi amiga" - ¿La crisis? - "¡Cierra la boca y come!"

Tal vez vino atraído por el olor de las ensaimadas, el caso es que el guardia civil Jaume se presentó en casa a tiempo para desayunar. Al principio puso la excusa de estar de servicio pero los ojos le hacían chiribitas y una vez que logramos que se sentara, dejó el plato limpio. Luego se preparó para contarnos algo pero la abuela lo interrumpió antes de que abriese la boca. - "¿Le estás haciendo la pelota al guardia? ¡Le has dado una ensaimada entera, boba de Coria!" - ¡Y a ti también! - Discutimos durante un rato en un auténtico diálogo de besugos y sin poder hablar de Pascualita y su faena, delante de un extraño. Mientras tanto, Jaume se entretuvo mirándo la pila bautismal y el extraño pez que nada en ella - ¿Es japonés? - preguntó - "¿Quién? ¿El panadero?"... - Este bicho (la señaló) - "No tengo ni idea... ¿Acaso tienes que hablar con él?" (esto último lo dijo con brusquedad)

Así que Jaume se dejó de florituras y nos informó de que aún no sabían nada concreto sobre la desaparición de la Cotilla... - "Tengo la teoría de que ha sido cosa de la crisis. Ella es una pensionista que tiene que buscarse las habichuelas porque lo que cobra no le basta para vivir y si le ofrecieron el oro y el moro para que escondiera el avión de Malasia... ¡blanco y en botella! - ¿De qué habla? No entiendo nada. - Bienvenido al club, guapo .

La abuela, enfadada se acercó a Jaume, le cogió una mano y la sumergió en la pila bautismal - "Estás espeso de buena mañana ¡Coge al pez! dicen que trae suerte" - Veloz como el rayo, la sirena le cogió a él clavándole los dientes en la benemérita mano, donde quedó enganchada. Sin hacer caso de los gritos y aspavientos, carreras y llantos del guardia Jaume, la abuela siguió exponiendo su teoría: " Está en París. En el parque de Disney. ¿Quién lo buscará allí? ¡Nadie! y si lo ven pensarán que pertenece al guión de alguna de las películas y no le darán importancia" - ¿Habla en serio? (me preguntó, desesperado de dolor) -Sí, ha empezado temprano a darle tientos a la botella de chinchón...

Mañana tendré que comprar otra. Lo que quedaba se lo ha tomado Jaume, para que, cuando se despierte dolorido y con resaca, no recuerde nada de lo que le ha pasado. Y yo que pensaba que sería una mañana tranquila.
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